Un voraz incendio forestal arrasó ayer por la tarde cerca de 1.300 hectáreas de La Litera alta y obligó a evacuar temporalmente a 230 vecinos de las localidades de Calasanz y Gabasa. El fuego, que por la noche no había sido controlado, fue provocado en el primer término municipal por un agricultor que pretendía quemar un enjambre de abejas.

Las llamas se detectaron alrededor de la una de la tarde y el fuego avanzó en tres frentes, dos de los cuales fueron controlados en pocas horas. Sin embargo, el tercero se extendió por una zona de barranco a la que no podía acceder la maquinaria y que sólo se podía intentar frenar por medios aéreos.

Al sector afectado, poblado de carrasca y pino, además de cultivos, se desplazaron numerosas brigadas antiincendios del Gobierno aragonés, que trasladaron tres bulldozers, diez camiones cisternas y otros medios, y a lo largo de la tarde fueron reforzadas por unidades de bomberos de la Generalitat, Diputación de Huesca, hasta 250 efectivos, y numerosos vecinos de la zona.

Según informaron fuentes de la DGA, hasta que oscureció, un total 17 hidroaviones, helicópteros y aviones de carga que llegaron de Aragón, Navarra y Cataluña estuvieron sobrevolando la superficie en llamas y se espera que desde primera horas de hoy vuelvan a apoyar a los efectivos terrestres.

Las llamas llegaron a estar a 50 metros del nucleo urbano de Calasanz cuando fue evacuado parcialmente. También se ordenó inicialmente evacuar a los vecinos de Purroy y Castillo de Plan, pero finalmente no fue necesario.

COORDINACIÓN Los trabajos de extinción están siendo coordinados desde Purroy por el director general del Medio Natural de la DGA, Alberto Contreras, quien permaneció en el lugar junto a las brigadas durante toda la noche.

El presidente del Gobierno aragonés, Marcelino Iglesias, suspendió su asistencia a la corrida de toros de Huesca y se desplazó a la zona para seguir de cerca los trabajos. También viajó al lugar el consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné, quien acababa de llegar de Galicia, donde había visitado a las unidades aragonesas que trabajan en la extinción de los incendios de esa comunidad.

VIENTO Boné señaló anoche a este diario que las perspectivas eran más "optimistas" que a lo largo de la tarde ante la labor desplegada por las brigadas, que habían podido contener las llamas en el foco central, en Peralta, pese al fuerte viento reinante.

El fuego alcanzó grandes dimensiones y la nube de humo podía apreciarse desde Leciñena y Alquézar, a más de 80 kilómetros de distancia. No se llegaron a cortar carreteras, pero la Guardia Civil desaconsejó viajar a quienes se dirigían a Peralta de Calasanz, ya que las llamas afectaban a ambos lados de la vía.

A partir de las diez de la noche se quedaron en la zona 15 brigadas antiincendios de la DGA, con alrededor de cien personas, así como numerosos voluntarios y efectivos enviados por diversas instituciones de Aragón y Cataluña.

Al cierre de esta edición, los vecinos de Calasanz habían podido volver a sus casas, que en ningún momento fueron afectadas por las llamas, y se esperaba que los de Gabasa pudieran hacerlo antes de la medianoche.

Sorprendentemente,, las llamas se habían reavivado en el flanco derecho del incendio, donde existía más dificultad, y se controlaba mejor el izquierdo, en dirección a Peralta. No obstante, el viento se había detenido en gran medida, lo que podía favorecer los trabajos de extinción a lo largo de la noche.

Por otra parte, los principales esfuerzos de los brigadistas se centraban en impedir que el frente de llamas avanzase hacia el término municipal de Benabarre, cuya vegetación podía incrementar considerablemente los daños producidos por el siniestro. Para atajar este problema se confiaba en las tres máquinas bulldozer.