Un autobús de línea de Agreda Automóviles que cubría el trayecto Lérida-Zaragoza volcó en la tarde de ayer en la AP-2, en el término municipal de La Almolda, cuando su conductor intentó evitar una colisión con un turismo. Pese a la espectacularidad del accidente, el balance fue de una mujer herida menos grave y otros 19 pasajeros con lesiones leves.

El suceso ocurrió a las 15.55 horas a la altura del kilómetro 66 de la autopista, junto al acceso de Bujaraloz. Al parecer, el autobús chocó de forma leve con la parte posterior de un turismo Toyota en el que viajaban cinco personas, al que desplazó hasta la mediana.

En su intento de evitar males mayores, el autobús, que transportaba 33 viajeros y que había salido de Lérida a las tres de la tarde, escoró hacia la derecha, volcando junto a la cuneta.

Paz Navarro, una pasajera que sufrió magulladuras y que se dirigió al hospital Miguel Servet de Zaragoza para que le realizaran unas placas, explicó a este periódico que no sabía cómo ocurrió "porque yo estaba durmiendo en esos momentos. Me desperté cuando ya estaba volcando el vehículo".

La joven pudo abandonar el vehículo por sus propios medios, por la luna posterior. "Alguien me dio un martillo y se lo pasé a unos jóvenes que rompieron el cristal", añadió.

También dormía cuando ocurrieron los hechos Paz, a quien ayer le inmovilizaron el cuello en el mismo hospital porque sufría dolores en el mismo. Sin embargo, la joven pudo ver cómo volcaba al autobús.

"Me despertó un grito y vi como el autobús se deslizaba hasta la cuneta y volcaba. Salí despedida del asiento y caí sobre pasajeros que viajaban al otro lado del pasillo. Evacué el vehículo por la parte posterior después de que rompieran el cristal y vi cómo otras personas salían por las trampillas del techo", recordó, todavía afectada por el susto.

MEDIDAS DE SEGURIDAD Según manifestaron fuentes de la Guardia Civil, funcionaron perfectamente todas las salidas de emergencia, con lo que se evitaron males mayores. Además, el autobús, fletado hace dos años según la compañía concesionaria de la línea, disponía de todas las medidas de seguridad antivuelco y la cabina de pasajeros quedó prácticamente intacta.

Inmediatamente después del accidente, al lugar de los hechos se desplazó el helicóptero del 112, así como dos ambulancias medicalizadas, otras tres de soporte vital básico y una convencional. También acudió una unidad de bomberos, que no tuvo que intervenir, así como el director general de Administración Local y Política Territorial del Gobierno aragonés, Rogelio Silva.

Resultaron lesionadas 18 personas que viajaban en el autobús y dos ocupantes del turismo, aunque la mayoría sólo tenía hematomas, magulladuras y rasguños y pudieron ser atendidas en el mismo lugar de los hechos.

No obstante, siete víctimas del accidente fueron evacuadas, una de ellas en helicóptero, a los hospitales Clínico y Miguel Servet. Todas ellas, salvo una mujer de 68 años que sufrió una fractura de radio, habían sido dadas de alta a las diez de la noche, incluida una niña de diez años, nieta de la anterior, que estuvo unas horas en observación en el hospital Infantil.

El lugar donde ocurrió el accidente es una curva suave con visibilidad y firme en buenas condiciones. La circulación estuvo muy pocos minutos cortada, cuando se evacuaba y atendía a los afectados. La Guardia Civil dejó libre uno de los carriles y ordenó el tráfico mientras las grúas levantaban y retiraban el autobús siniestrado.