No fue un regreso de vacaciones de Semana Santa. Ójala lo hubiera sido. Fue la vuelta al tajo más inquietante que recuerdan muchos de los más de 40.000 trabajadores de la industria y la construcción (entre otros sectores) que estaban llamados a incorporarse a sus puestos de trabajo. No hay cifras concretas, pero decenas de empresas de la comunidad se habían acogido al permiso recuperable retribuido hace solo un par de semanas y sus plantillas tenían que volver a fichar este lunes. El resto, o bien habían aplicado un ERTE o no tenían la suficiente carga de trabajo o suministros como para en reiniciar la actividad.

«No estamos hablando de una reactivación porque continúan cerradas miles de empresas y negocios de autónomos, sobre todo la hostelería y el comercio. Muchas están a medio gas o menos, incluidas algunas industrias muy potentes y también pymes del sector por falta de pedidos y suministros», trasladó CEOE Aragón en un comunicado.

Sea como fuere, la mayor parte de los trabajadores que debían regresar a sus puestos transitaban entre la obligación y el temor, con la eterna duda de si las precauciones tomadas por sus empresas serán las suficientes como para evitar posibles contagios del covid-19.

El secretario general de UGT en Aragón, Daniel Alastuey fue tajante: «Les decimos a los trabajadores que se aseguren de que se cumplen las medidas de seguridad. Si la empresa no las tiene habrá que esperar a que las tenga» y resaltó que «no servirá de nada esta apertura» si aumenta la propagación del virus. Muchas son las empresas (sobre todo grandes) que han sellado sus protocolos de prevención, pero muchas otras pymes quedan al albur de la aplicación del buen criterio y el sentido común de su plantilla. El regreso va a ser «más titubeante» porque ha dejado en evidencia que hay compañías que no cumplen con las medidas de seguridad, dijo

Alastuey, que instó a la administración a proveer de material de protección a esos centros de trabajo.

Pese a todo, la jornada transcurrió con «normalidad», señaló la secretaria general de la Federación de Industria de UGT en Aragón, Ana Sánchez, que destacó que no se detectaron graves incumplimientos. Eso sí, subrayó que la obligación del empleado ante la falta de medidas de prevención es denunciarlo para tramitar la correspondiente queja ante Inspección de Trabajo.

FALTA PROTECCIÓN

Desde CEOE Aragón se insiste en que la prioridad ahora es la salud, por lo que es preciso contar con las mayores garantías para las personas y aplicar las medidas que eviten concentraciones. «Las empresas se han adaptado a ellas y solo deben abrir cumpliéndolas», recalcó el presidente de la patronal aragonesa, Ricardo Mur.

No obstante, lamentó que se ha detectado una escasez de EPIs (equipos de protección), concretamente de mascarillas, en pymes «donde quizás sea más difícil» mantener esas distancias o flexibilidad horaria. «El Gobierno central debería ser consciente de ello y facilitarlas a las empresas, al igual que se ha planificado en el transporte, puesto que sabe lo complejo que es conseguirlas», recalcó. El máximo responsable de Cepyme Aragón, Aurelio López de Hita, realizó el mismo diagnóstico: «Las empresas siguen sin disponer de EPIs, en especial las pymes, para asegurar la salud de sus empleados».

Algunas de las grandes empresas de Aragón, entre las que figuran Opel PSA y BSH tardarán algo más en volver a una relativa normalidad. La primera está haciendo una evaluación concienzuda para que el regreso sea progresivo y cuente con las mejores medidas de prevención. La segunda, anunció que volverá a la actividad la próxima semana. Algunas de las que reiniciaron ayer su producción fueron Pyrsa, Trox o Megasider, por citar solo algunos ejemplos, pero la normalidad parece todavía una quimera.

El sector de la construcción fue otro que volvió a la actividad con cierta normalidad. Pese a ello, el pasado mes de marzo un total de 20.000 puestos de trabajo se destruyeron en Aragón y alrededor de 2.000 empresas detuvieron su actividad. El panorama económico es gris oscuro. H