Es una realidad a la que muchas veces se le da la espalda. Los asentamientos y enclaves chabolistas siguen copando descampados y solares en Zaragoza. Aunque se han reducido en el último año, todavía son 26 los que tiene localizados el ayuntamiento de la capital aragonesa, que trabaja con distintas entidades sociales para hacer frente al problema trabajando por su reinserción para que puedan vivir en unas condiciones dignas.

Según informaron desde el servicio de Atención Social en Situaciones de Infravivienda, de los 37 enclaves detectados que había el año pasado se ha pasado a 26. Un ligero descenso de once enclaves respecto a hacer un año en los que, en la mayoría de los casos por una única persona que se enfrenta a otro grave problema como es la soledad.

El consistorio habla de asentamientos cuando hay una agrupación de chabolas y actualmente tiene controlado un enclave de este tipo donde 12 viven personas en los alrededores de la estación intermodal de Delicias bajo precarias construcciones de madera, lonas y uralita, sin luz ni agua corriente. El resto son enclaves unipersonales y no hay ningún menor viviendo en estas condiciones. En este caso sí que intervendrían los servicios sociales.

El año pasado había 90 personas viviendo en chabolas, casi la mitad de las 171 que se detectaron en el 2017, cuando se produjo un incremento respecto a las 116 del 2016. El dato es cambiante ya que se trata de personas nómadas que se van moviendo, no solo dentro de la ciudad. Los técnicos de los servicios sociales del consistorio trabajan en otros diez enclaves repartidos por la ciudad donde varias personas sin hogar viven en caravanas viejas, coches, tiendas de campaña o casetas abandonadas. Lo hacen sin las condiciones higiénicos sanitarias mínimas y sin ciertas comodidades, o más bien necesidades, como la calefacción durante los meses invernales, luz o agua.

A través de un convenio con Federico Ozanam, el servicio de Atención Social en Situaciones de Infravivienda trabaja de forma constante para tratar de darles una salida, un apoyo de atención integral y darles apoyo psicológico y social siempre desde la máxima complicidad.

Explican que uno de sus objetivos pasa por convencerles para que acudan al albergue municipal, una tarea que es complicada ya que se trata de personas que se sienten ajenas a la sociedad tras muchos años malviviendo en la calle. En este año solo dos personas han accedido a acudir a las instalaciones. «No están acostumbrados a las normas, a la convivencia ni a los hábitos de vida, por lo que es muy difícil que accedan a acudir al albergue».

El consistorio zaragozano ha ampliado el número de plazas del albergue municipal, alcanzando acuerdos con varias entidades para poder alojar a todos los sin techo de la ciudad en un año copado por las restricciones. Desde que comenzó la crisis sanitaria se ha tenido que reforzar este servicio ya que las restricciones impuestas desde las Administraciones también afectan a las personas sin hogar, sin importar sus circunstancias y posibilidad.

Así, durante el confinamiento se habilitó el centro municipal de Tenerías que en apenas unas horas empezó a recibir a los primeros inquilinos. El aforo del albergue municipal está reducido, por lo que se están derivando a parte de los usuarios a estancias de otras entidades evitando así, la concurrencia de personas en las instalaciones.