La cotorra argentina (Myiopsitta monachus) y la cotorra de Kramer (Psittacula krameri), dos especies exóticas invasoras con creciente presencia en España, "se pueden controlar y con pocos recursos", según se ha puesto hoy de manifiesto en la segunda jornada del Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama).

El control "combina estrategias muy selectivas, poco costosas y sin riesgo para los técnicos", como son el control de puestas o pinchado de huevos y el de ejemplares adultos mediante disparos", ha explicado Alberto Esteban, jefe de la Unidad de Agentes de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza.

Según los datos que maneja este experto, que ha participado en el Conama en una jornada técnica sobre especies invasoras, en España sólo se ha logrado controlar a estas especies en un municipio de Baleares, otro de Canarias y en Zaragoza.

El primer censo, realizado en 2015 por SEO/BirdLife, constató la presencia en España de 20.000 ejemplares de cotorra argentina, con mayor incidencia en Madrid, Barcelona y Málaga, y unos 3.000 de cotorra de Kramer, con Madrid y Sevilla a la cabeza.

En la capital aragonesa, aún en fase de alerta por prevención, "hemos controlado el cien por cien de las más de 5.000 cotorras argentinas que se censaron en 2011 y unos 500 nidos", que suponían un potencial riesgo para los viandantes, ya que "algunos pesan más de cien kilos".

"Soy consciente de que hay personas muy sensibles y que será muy difícil convencerlas, pero tenemos que contarlo (...) o nos lo creemos o no hay nada que hacer", ha señalado el experto, quien ha insistido en que "hay que explicar el daño económico, sobre la biodiversidad y sobre las personas que suponen estas especies".

Y ha reconocido que en Zaragoza "apenas hemos encontrado oposición, muy poca gente nos ha increpado y ahora nadie echa de menos a las cotorras".

"No hicimos una campaña previa de información, pero sí atendimos todas las dudas sobre la marcha y evitamos actuar en parques donde había mucha afluencia de público o presencia de niños", ha indicado.

Esteban ha explicado que la decisión de usar armas para abatir ejemplares adultos se tomó al comprobar que las jaulas trampa, que habían sido un éxito en 2009, "dejaron de serlo al aprender las cotorras a esquivarlas", las pértigas con red "sólo llegaban al 10 por ciento de los nidos" y el control de huevos "era insuficiente".

Además, la retirada de nidos "no es aconsejable", ya que las parejas construyen otro muy rápidamente y utilizan para ello nuevas ramas pequeñas de árboles jóvenes, con el consiguiente daño a determinadas especies vegetales.

Las actuaciones en Zaragoza se iniciaron en 2006, cuando el Ayuntamiento reconoció que los nidos suponían un problema de seguridad ciudadana, y en una semana se completó el censo, "para lo que no fue necesaria ninguna partida presupuestaria municipal".