Es innegable que Zaragoza en Común (ZeC) ha hecho cambios en los pilares. Ha llevado la fiesta a los barrios, los niños tienen un sinfín de actividades para divertirse y la música, la danza y el arte callejero han ganado protagonismo. Pero también ha tocado uno de los iconos de la noche, el Párking Norte, y ha desafiado a Interpeñas.

En la era del cambio hay algunos que cuesta encajar y la noticia de que el recinto más famoso del Actur no abrirá este año parece una broma de mal gusto. Por mucho que desde el ayuntamiento repitan la programación y su variada oferta no logran convencer a aquellos que temen el overbooking que se va a vivir en Valdespartera, única opción para disfrutar de las barras y la música hasta altas horas de la noche.

En Interpeñas siguen a la espera de que se produzca el milagro y les comuniquen que sí, que tendrán su propio recinto. Responsabilizan al consistorio y le exigen una salida, pero no contaban con que se iban a encontrar con un ZeC seguro que tira de informes para argumentar su negativa.

La federación de peñas parecía intocable e indestructible, otro icono, y ha resultado no ser así. Ellos dicen que es consecuencia del empeño del concejal de Cultura, Fernando Rivarés, pero las agrupaciones díscolas, ahora bajo el nombre de Unión Peñista Zaragoza, han evidenciado la realidad, y es que vivían inmersas en una crisis interna que ha explotado en el peor de los momentos, a escasos días del pregón de fiestas.

La nueva asociación asegura que van a crecer en número antes y después de los pilares. Durante esta semana varias agrupaciones se reunirán en asamblea y tratarán su posible escisión, lo que les permitiría, entre otras cosas, disponer de una carpa en el Espacio Zity.

ENFRENTAMIENTO

A ZeC no le interesa este enfrentamiento con Interpeñas porque sabe que son la imagen y el alma de las fiestas del Pilar, pero el Gobierno de la ciudad no puede mirar para otro lado y tiene que cumplir «escrupulosamente con la legalidad y la ley de espectáculos», decía el alcalde, Pedro Santisteve. Siguiendo este argumento es más que posible que tampoco el Párking Sur de la Almozara se convierta en el nuevo escenario para su carpa nocturna. La federación de peñas habla de «boicot» y ZeC de «legalidad». Dos idiomas distintos que no logran equilibrar para alcanzar un acuerdo o, por lo menos, la armonía. Por si fuera poco, ZeC tiene que hacer frente a uno de los eventos más temidos e incordiosos del programa de fiestas: la huelga del transporte público. Los trabajadores del tranvía han decidido hacer paros durante los pilares, la mejor época para presionar a una empresa ya que el Urbos 3 es más que necesario para poder transportar a las miles de personas que durante las fiestas se mueven.

Empresa y empleados no se sentarán en la mesa del Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA) hasta el viernes, tan solo una semana antes de que comiencen los paros -el viernes 5- por lo que, o las negociaciones son más fructíferas de lo que acostumbran, o los presagios indican que habrá huelga. ZeC ha depositado toda su confianza en el SAMA.