Lejos quedan aquellos incipientes años 90 en los que los aragoneses debían cruzar lo más profundo de la provincia de Teruel para poder llegar a Levante. Era una travesía larga y azarosa por carretera nacional que se convirtió en un paseo plácido con la construcción de la Autovía Mudéjar (A-23). La gran columna vertebral de Aragón es la que podría considerarse la autovía protagonista y casi interminable de estas tres décadas. El Ministerio de Fomento ha tardado 22 años en unir Sagunto con el Somport, aunque con algún pequeño corte, ya que todavía queda por acabar el tramo que une el este y el oeste de Sabiñánigo (8,6 kilómetros) y del que Fomento ha formalizado el contrato recientemente y ya avanza en el proyecto de terminación de la distancia de 9 kilómetros de Lanave-Sabiñanigo.

Fomento da casi por finalizados los trabajos en este gran eje, que han supuesto grandes obras de ingeniería, como la labor de convertir el Monrepós en una autovía. Cruzar el puerto de montaña que separa el Pirineo de la ciudad de Huesca se puede ahora hacer en menos de 25 minutos cuando en 1993 el recorrido era de más de 45.

Con las obras pendientes de ejecución, se completarán 343,33 kilómetros de Autovía Mudéjar en la parte aragonesa. Los trabajos de la A-23 en el tramo turolense comenzaron en el 2001, que en ese momento era la única provincia española sin ningún kilómetro de alta capacidad en servicio. La autovía dejó unidas las tres capitales de provincia el 21 de febrero del 2008. Previamente, Zaragoza quedó conectada por autovía con Huesca en 1997 con la puesta en servicio del tramo Almudévar-Huesca el 29 de julio, mientras que 11 años después ocurrió lo mismo con Teruel.

En realidad son 325,73 los kilómetros que actualmente tiene en servicio la Autovía Mudéjar en Aragón, todos ellos en marcha desde la década de los 90. Según los datos del Ministerio de Fomento, desde 1996 la mayor inversión del Estado se ha realizado en vías de alta capacidad y desde entonces son nuevos 500 de los 788 kilómetros de autopistas (peaje o libres) y autovías de la comunidad. Es decir, casi el 65% de este tipo de vías en Aragón se han puesto en servicio en los últimos 30 años. Un hito, la apuesta por la alta capacidad, que se suma a otro hecho histórico: la apertura del túnel internacional del Somport (N-330) el 17 de enero del 2003, que con 8,3 kilómetros de longitud (5,75 en suelo español) es el corredor subterráneo de carretera más largo de España. Y quizá ese sea su único logro, porque no parece despertar el interés de la conectividad por carretera y las críticas por los cierres continuos y, sobre todo, por el mal estado de la vía al otro lado de la frontera han hecho que su uso no haya sido el esperado.

Además de la A-23, destacan otras vías de gran capacidad que surcan Aragón como la Autovía del Nordeste o A-2 (que une Madrid con la frontera francesa), la A-21 o Autovía de los Pirineos (que une Jaca con Pamplona), la A-22 o Autovía del Camino Catalán (que conecta Lleida y Huesca), la A-68 o Autovía del Ebro, la AP-2 o Autopista Zaragoza-Mediterráneo y la AP-68 o Autopista Vasco-Aragonesa.

DE ESTE A OESTE

De estas seis carreteras, los esfuerzos se centraron en la Autovía Mudéjar (1997-hasta hoy) y en mejorar la A-2 a través de duplicar la calzada en el túnel de la Muela, la variante de Fraga y el tercer carril, así como la apuesta por los enlaces con la ronda norte de Zaragoza (1998-2012). También se cerró el cuarto cinturón y la ronda sur de la capital aragonesa (2003). Lo que nunca se hizo y se espera como agua de mayo es el desdoblamiento del tramo de la N-II entre Alfajarín y Fraga que ostenta el terrible récord de ser la carretera española donde se producen más colisiones frontales y que se convierte, por 91 kilómetros, en el único tramo pendiente de transformar en vía de alta capacidad en el eje Zaragoza-Barcelona.

También se logró en el mismo periodo la puesta en servicio de un tramo de 11 kilómetros de la A-68 (2003) entre el Burgo de Ebro y Zaragoza, autovía en la que no se volvió a invertir un euro hasta el 2018, cuando se iniciaron las obras de desdoblamiento de la N-232 en los tramos de Figueruelas-Gallur (apertura prevista en verano del 2020) y Gallur-Mallén (puesta en servicio prevista en septiembre del 2021). El pasado octubre del 2019 se aprobó el proyecto de obra del tramo de la N-232 entre el Burgo de Ebro y Fuentes de Ebro (18,7 km) para su conversión en autovía, una actuación históricamente reivindicada por los residentes en estas localidades debido a la inseguridad de la vía, que acumula numerosos accidentes y que la convierten en una de las carreteras más peligrosas de Aragón. Fomento ha aprobado también el estudio informativo de la A-68 entre Fuentes de Ebro y Valdealgorfa, que se desarrollará en seis proyectos.

Los trabajos en la A-22 han puesto en servicio entre el 2008 y el 2011 72,12 kilómetros nuevos entre la capital oscense y Binéfar. Las obras del último tramo entre Siétamo y Huesca ya están en marcha después de años atascadas y obligando a los automovilistas a utilizar la ronda norte de Huesca en la N-240, con solo un carril en cada sentido. Una vez acabado este tramo, la A-22 quedará unida a la A-23, entre Teruel y Jaca, que en el futuro conectará con la A-21 en dirección a Pamplona.

Esta vía, la A-21, cuenta con 31,1 kilómetros en territorio aragonés inaugurados entre el 2011 y el 2019, el último tramo entre Santa Cilia-Puente La Reina puesto en servicio el pasado 5 de diciembre. Ya avanzan los trabajos en el tramo Sigüés-Tiermas (6,6 km, apertura prevista a mediados del 2021) y están aprobados los proyectos de los tramos Jaca Norte-Jaca Oeste (8 km) y Puente la Reina de Jaca-Límite Provincia Zaragoza-Huesca (11,6 km).

DGA: MÁS RED Y MÁS MANTENIMIENTO

Aragón suma casi 12.000 kilómetros de carreteras, un 18% más que hace tres décadas. El crecimiento se debe en gran parte al trabajo de las diputaciones provinciales, que son las que más esfuerzo han realizado ya que han aumentado su red en un 33%, pasando de 2.548 kilómetros en 1990 a 3.386 en el 2018. También el Estado ha contribuido con 500 kilómetros nuevos, todos ellos de alta capacidad. En total, Aragón posee 2.548 kilómetros de vías de titularidad estatal y suponen casi el 10% en longitud de la red de Fomento.

Por contra, la red autonómica es la que menos ha aumentado (solo un 8%), aunque sí que es la que más kilómetros posee, ya que la mitad de las vías son de su titularidad. En los últimos 15 años el Gobierno de Aragón ha invertido 853 millones de euros en carreteras. En julio del 2008 se inauguraron los primeros 5 kilómetros de autopista autonómica, pagada mediante el modelo alemán de peaje en sombra y una concesión a una empresa. Este tramo es en realidad un puente sobre el río Ebro entre Villafranca de Ebro y El Burgo de Ebro que enlaza las carreteras N-II y AP-2 con la N-232 sin necesidad de pasar por la ciudad de Zaragoza.. Uno de los retos de futuro está en el impulso de un Plan Extraordinario de Carreteras 2020-2025, ya en proceso de elaboración.