El tranvía ha sido la gran revolución de la movilidad en la ciudad en estos 30 años. Desde que se puso en marcha la primera fase de la línea 1 el 19 de abril del 2011 (se completó íntegramente el 26 de marzo del 2013) hasta el cierre del 2019, han sido 209.711.834 los usuarios que han utilizado este medio de transporte, que se ha convertido en la línea con más pasajeros de España con más de 100.000 viajeros en días laborables, con un incremento global del 3,64% en 2019. Desde el 2011 ha recorrido 10.113.676 kilómetros.

El tranvía estrenó un transporte de vanguardia, cómodo, silencioso, puntual y sostenible desde el punto de vista medioambiental y también económico. El Ayuntamiento de Zaragoza realizó una decidida apuesta por la nueva cultura de la movilidad sostenible, impulsando la intermodalidad con otros medios como el autobús, la bicicleta y el taxi, y recuperando el centro de la ciudad y su sector histórico para los peatones. De hecho, desde la inauguración del tranvía, el tráfico rodado se ha reducido en un 15% en Zaragoza, superando incluso el 40% en algunos puntos del centro.

La capital aragonesa se modificó en el 2008 al calor de la Exposición Internacional y seguidamente en el 2011 con la llegada del tranvía, que ha supuesto un cambio en la movilidad pero también ha sido un elemento transformador en el plano urbanístico. La línea ha permitido ampliar las zonas peatonales de la ciudad, propiciando más de cuatro kilómetros de continuidad peatonal y ha contribuido a una movilidad más sostenible y orientada al peatón. En esta transición también se ha apostado por convertir el eje del tranvía un pulmón verde de la capital aragonesa y se han aportado a la ciudad 42.000 metros cuadrados de zona verde en las vías y se llegó al acuerdo con el consistorio de plantar en la ciudad 1.076 ejemplares de 24 especies distintas.

Este medio de transporte goza de una notable valoración por parte de los usuarios (8,2 sobre 10 de nota global). Los viajeros destacan muy positivamente el medio ambiente (8,81), la accesibilidad en andenes y vehículos (8,39), la puntualidad y regularidad, con el cumplimiento de tiempos de viaje previsto y de la frecuencia de paso por parada (8,38) y la información al viajero (8,30).

Ahorro energético

La revolución del tranvía también se justifica por ser el primer medio de transporte en la capital aragonesa que se puso como objetivo el ahorro energético. La sostenibilidad y el compromiso con el medio ambiente son dos premisas de la línea. Para ello, el Urbos 3 cuenta con un sistema de Acumulación de Carga Rápida (ACR), que permite recuperar la energía de frenado en un supercondensador y ahorrar así un alto porcentaje de la energía consumida. De hecho, el de Zaragoza ha sido el primer tranvía del mundo en obtener la Declaración de Productor Medioambiental según la norma ISO 14025 en el año 2011. Según un estudio realizado por el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), Zaragoza ahorra ahora 19,6 millones de litros de combustible al año. Además, el tranvía compra a Naturgy energía 100% verde en una licitación conjunta con cinco empresas. Desde 2018, ha evitado la emisión de 2.970 toneladas de CO2 equivalente.

La intermodalidad se ha abierto paso entre los usuarios del transporte desde la puesta en marcha del tranvía. Los recorridos que antes se realizaban casi en su totalidad en autobús o en coche, empezaron a combinarse con el tranvía, y ahora se han abierto también a otros modos de desplazarse como la bicicleta, los nuevos medios de movilidad compartida o los ámbitos peatonales. En la encuesta de satisfacción de usuarios realizada por la empresa, el 70% de los encuestados afirma que emplea el transbordo. Además, la mitad de los viajeros declaraba tener vehículo propio. T