Después del Mundial de Brasil, La Roja ha entrado en un vía muerta, en una carretera secundaria en la que se debate entre la vulgaridad y el escaso respeto por su pasado más reciente. De todo eso quiere escapar esta noche un equipo que ha tocado fondo tras la fea derrota ante Eslovaquia, con demasiados errores propios incluidos. El siguiente test tampoco parece muy exigente a priori ante la débil Luxemburgo (20.45 horas, TVE-1), que lleva un empate y una derrota y con la que España nunca se ha enfrentado en partido oficial, aunque sí le ganó los cuatro amistosos. Vicente Del Bosque anuncia hasta cinco cambios, que según el técnico estaban en el guión antes del choque del pasado jueves.

Más que la clasificación para la Eurocopa del 2016 en Francia, que aparentemente no corre peligro por los diferentes caminos para llegar a ella, sí está en juego el crédito de una selección que asombró al mundo y que está en caída libre desde el Mundial de Brasil. Recuperar el brillo de la estrella de Suráfrica o de las dos Eurocopas no parece nada fácil dentro del actual formato del combinado español.

SIN LIDERAZGO

Para empezar falta un líder que tire del equipo y que aglutine a todos los jugadores alrededor de una idea firme e inamovible. La ausencia de la mejor versión de Xavi Hernández o de Xabi Alonso no solo se nota en el campo, sino también en el vestuario, donde es fundamental la gestión de las emociones y del grupo humano. Desde entonces, nadie reconoce a esta selección. Y Del Bosque tiene claro que debe morir con los mejores. De otra manera no se entiende que no termine de aplicar un cambio de cromos, sangre fresca que ofrezca cosas nuevas.

Mientras, la situación no es buena entre los jugadores. Se miran sin encontrar respuesta y apuntan a la dureza de las críticas y a la necesidad de encontrar una idea de juego. ñEn estos momentos difíciles debemos aislarnos de lo que se pueda decir, que no nos interesa en ningún momento. Hemos acostumbrado mal a todo el país", decía ayer Cesc Fábregas, uno de los hombres obligados a tirar del carro. Gerard Piqué, por su parte, pedía ñno dramatizar" y recordaba la ausencia de cuatro o cinco jugadores ñque tristemente han dejado la selección".

LA POLÍTICA

En su comparecencia de ayer, el central del Barcelona reiteró su compromiso con la consulta sobre la independencia de Cataluña del 9-N, lo que no le impide mostrar su satisfacción por estar con la selección. Dice que son cosas compatibles. "Estoy a favor de la consulta que piden 1.800.000 personas, pero no de la independencia. Solo pido que la gente se pueda expresar. No sé si se me mira con lupa, pero primero soy ciudadano y cuando siento que debo involucrarme en algo, lo hago. Todo eso no impide que me sienta muy cómodo en la selección. Aquí soy uno más y siempre que quieran que venga, aquí estaré", dijo el central del Barcelona, tan rotundo como siempre.