De los maestros lo mejor es aprender y para Roberto Bautista Agut el partido de anoche en el Arthur Ashe fue la ocasión de hacerlo. En la cuarta ronda del Abierto de Estados Unidos, la segunda de un Grand Slam que alcanza este año tras conseguirlo en Australia, el castellonense se midió por primera vez en su carrera a Roger Federer, el 17 veces campeón de grandes y aunque no pudo evitar una derrota en tres sets (6-4, 6-3 y 6-2) pudo al menos tomar el pulso al que posiblemente sea el mejor tenista de todos los tiempos.

Empezó además a conocer las particularidades de la pista central de Flushing Meadows y sus traicioneros golpes de viento y pudo marcharse con "una bonita experiencia, contento con el partido, con el torneo y con el año", en el que ha alcanzado también terceras rondas en Roland Garros y Wimbledon y ha ganado sus dos primeros títulos en el circuito, en la hierba de Hertogenbosch y en la tierra de Stuttgart. Bautista-Agut anoche aprendió y se sorprendió, por ejemplo, de "lo rápido que juega Federer, quitándole tiempo a la bola". Vio también a un grande que, a los 33 años, subía con mucha frecuencia a la red, hasta más de 50 veces, algo que el propio Federer atribuyó a una "recuperación de agilidad" y de cierta calidad "explosiva". Y aunque el de Castellón quizá desaprovechó en el principio del tercer set algunos de los momentos en que el suizo bajó mínimamente su nivel de concentración, también mostró algunos de sus propios puntos fuertes, como los que destacó Federer tras el partido: consistencia, velocidad y capacidad de adaptación.

Bautista-Agut era el último de los 13 tenistas españoles que comenzaron el Abierto que quedaba en la competición y, con su despedida, tanto él como el tenis patrio ponen ahora la vista en la eliminatoria de Copa Davis contra Brasil que se juega entre el 12 y el 14. Junto a él viajarán a Sao Paulo Marcel Granollers, Marc López y David Marrero, integrantes del equipo que ha podido formar el capitán Carlos Moyà y del que, según confesó, Bautista "no esperaba que se bajara tanta gente". No hay reproche sino comprensión, pues el tenista coincidió en las críticas habituales de la "mala fecha" de la competición por naciones y del "sacrificio enorme" que representa para los jugadores. En su caso, tras el mes de gira americana, llega ahora el viaje a España y, tras un día en casa, el vuelo a Brasil. "Y luego hay que irse a Asia". Pese a las dificultades el tenista de 26 años prometió "hacerlo lo mejor posible" y declaró: "Vamos con muchas ganas, a por todas y a dejar a España donde debe estar".