Rafa Nadal, acompañado de María José Rienda, la nueva presidente del Consejo Superior de Deportes («es un orgullo estar al lado del mejor deportista español de toda la historia y, aunque él modestamente no lo considere, un modelo a seguir»), y Miguel Díaz, presidente de la Real Federación Española de Tenis («Rafa es una persona y un deportista único, en efecto, y espero que siga compitiendo al más alto nivel, al menos siete u ocho años más»), presentó ayer, en su Academia de Manacor, el Rafa Nadal Open Banc Sabadell, el tercer torneo categoría Challenger que se celebra en España. Y, en esa presentación, Nadal mostró su preocupación por el difícil momento que atraviesa el tenis español, asegurando que su ilusión es «ayudar a los jóvenes tenistas a llegar donde hemos llegado nosotros».

Nadal, que ha vuelto esta semana a los entrenamientos para preparar la gira norteamericana (Toronto, Cincinnati y Open de EEUU), recordó que él solo es un tenista que trata de competir siempre al más alto nivel y que la organización de este torneo «en el que competirán los jóvenes que, en los próximos años, sin duda, veremos jugar por televisión» es fruto de la organización que tiene en la Academia y de su preocupación por ayudar a que el tenis siga teniendo generaciones de buenos tenistas.

«Estamos en un momento delicado y todos debemos ayudar, todos, tenistas, clubs, federación y CSD, a superar el momento de renovación que vive el tenis español después de vivir unos años extraordinarios, fruto de una gran generación de tenistas que ganamos grandes torneos. En ese sentido -siguió explicando Nadal--, este Challenger es nuestro granito de arena, la aportación de mi Academia y de todo mi equipo de trabajo, para ayudar a los jóvenes tenistas españoles que están en ese difícil momento de dar el salto a profesionales para que puedan llegar donde muchos de nosotros hemos llegado».

Nadal acaba de volver de unas pequeñas vacaciones. «Necesitaba parar unos días, aunque solo fuesen siete, pues la intensidad con la que había competido y, sobre todo, la autoexigencia que me impongo, produce un gasto mental y físico enorme». Nadal negó que su principal objetivo sea a ganar «¡ni hablar!», al considerar que su meta es «ser competitivo al máximo nivel y luego, si gano, mejor que mejor».

Preguntado por el hecho de que las nuevas generaciones o aquellos tenistas jóvenes que deben sustituirles a ellos, es decir, a Roger Federer (36 años, ganador del Open de Australia), Novak Djokovic (31 años, vencedor de Wimbledon) o/y a él mismo (32 años, campeón en Roland Garros) aún no hayan conseguido arrebatarles los grandes torneos ni sustituido al frente del ranking mundial, Nadal fue muy claro en sus respuestas. «La verdad es que tiene mucho valor que nosotros tres llevemos ahí arriba tantos años, lo que, a mi entender, resulta un hecho excepcional, pues nunca, que yo recuerde, una serie de jugadores, un grupito reducido de tenistas, ha estado dominando el circuito durante tanto años», comentó la estrella mallorquina durante la presentación.

«Aquí, desde mi punto de vista (larga y pícara sonrisa), solo hay dos opciones o reflexiones a hacer: una, que estos jugadores han sido y siguen siendo especiales o, dos, que los que vienen empujando no han sido lo suficientemente especiales como para sustituirnos, de momento. Y, la verdad, no sé por cuál de las dos opciones inclinarme. Lo que sí puedo asegurar es que, de la misma manera que ha habido alguna generación que, en efecto, no ha llegado, yo creo que la que tenemos ahora asomando la cabeza sí son especiales», concluyó.