La liberalización del sector eléctrico, generalizada a todos los usuarios desde el 2003, no ha cuajado excesivamente en los consumidores domésticos en Aragón, que mantienen sus contratos de suministro --de forma mayoritaria--, con la compañía de referencia en el territorio. No obstante, el 30% de la electricidad que se consume en la comunidad ya se ha pasado a los contratos de las comercializadoras. En número de clientes, sin embargo, apenas suponen el 1,5% de los 825.000 a los que distribuye ERZ en todo el territorio. Es decir, la competencia en la comercialización eléctrica se plantea en el segmento de las grandes firmas consumidoras, a las que la agresiva política comercial de las compañías que les facturan la energía pueden hacer descuentos y ofrecer servicios mucho más atractivos que al cliente doméstico.

La Ley del Sector Eléctrico define la actividad que desarrollan cuatro tipo de compañías: las generadoras de electricidad, las transportistas (en alta tensión Red Eléctrica Española), las distribuidoras (en el territorio aragonés ERZ-Endesa) y las comercializadoras (Endesa Energía, Unión Fenosa, Iberdrola o Gas Natural). Cada actividad tiene su margen de negocio diversificado, aunque pueden participar en cada segmento del mercado. "Las comercializadoras que quieren salirse del mercado regulado pueden hacerlo y proponer sus ofertas a los clientes" señala Javier Alamán, director comercial de Endesa Energía, la compañía que en Aragón ha captado el 85% de los clientes que han salido al mercado libre, es decir, se han quedado "en casa". Iberdrola, Unión Fenosa y Gas Natural, por este orden suministran al resto en esta zona.

El país está dividido por áreas de influencia de las compañías: Iberdrola en el País Vasco, Navarra y La Rioja; Unión Fenosa en Galicia; ambas se reparten Castilla y León y Madrid; en Levante lidera Iberdrola y Endesa abandera su negocio en Cataluña, Aragón, Baleares y Canarias, con algo de Extremadura. En cada sitio, la compañía referente lidera la comercialización, aunque pierda algo de cuota la compensa introduciéndose en otros mercados.

La reducción en el precio frente al mercado regulado --en torno a un 3%-- no es un gancho definitivo para los particulares, pero sí para los grandes consumidores que, además, aprovechando la competencia entre las comercializadoras logran de éstas otros servicios, como proyectos de ingeniería, asesoramiento energético o compras de material eléctrico. A los domésticos se les ofrece también servicios de urgencias o equipamientos energéticos en condiciones ventajosas.

Fuentes de Endesa afirman que la tarifa regulada ha bajado un 30% en los últimos años. "En el 96 se estaba en la media europea, ahora en España esta tarifa es la más baja del entorno", señalan. Pero el abanico de tarifas del sistema va desde las tres pesetas kilovatio para sectores considerados estratégicos (siderurgia o químico) hasta las 20 pesetas de la factura doméstica. Algunos grandes grupos de distribución o cadenas de hoteles negocian con las compañías, otras empresas --como Renfe-- sacan el suministro a concurso público.