-¿Qué importancia tiene el lenguaje en la desigualdad?

- SAM: Sobre todo en temas relacionados con lel trabajo o la educación se tiende a usar el masculino genérico, porque antes a las mujeres no se les permitía estudiar ni acceder a un empleo. Tenemos que intentar que las palabras sean más abstractas y más abiertas para incluir a la mujer y que no se sienta fuera de ningún ámbito. Por ejemplo, utilizando «alumnado» en vez de «alumnos» o «profesorado» en vez de «profesores».

- ASIER: Yo iría un paso más allá porque vivimos en una sociedad diversa y el lenguaje tiene que ser inclusivo para todas las personas.

- ¿Hay connotaciones semánticas positivas y negativas?

- SAM: Sí, por ejemplo, cuando decimos que algo es un «coñazo» queremos decir que algo es una mierda, y cuando decimos que algo es la «polla” es que es genial. Hay muchas palabras como estas que cuando se refieren a las mujeres tienen un significado negativo y cuando se refieren al masculino es positivo.

- ¿Qué pensáis de los piropos?

- ASIER: Los piropos han sido siempre vistos como un halago hacia la belleza femenina pero en realidad se consideran acoso verbal callejero, porque tú estás haciendo un comentario hacia una mujer donde en realidad estás opinando por su aspecto físico o por la ropa que lleva. No es tan grave como otros tipos de acoso, pero sí que es acoso.

- JAEL: Yo soy mujer y cuando un hombre me dice algo por la calle, no es agradable. Parece que los piropos son algo bonito o que a quién no le gusta que le digan que es guapa, pero tiene que ser gente que yo quiero que me lo diga (mis conocidos, mis amigos, mi pareja, etc.) no alguien que no conozco y que llega a ser molesto para mí. En el momento en el que yo me siento incómoda ya no es agradable.

- GLORIA: Este tipo de comportamientos deberían castigarse, y este castigo debería extrapolarse a cualquier otro tipo de acoso o violencia verbal ya sea por homofobia, por racismo o cualquier diferencia que no está bien vista en esta sociedad.

- ENOC: Cuando piropeas a alguien, lo estás juzgando sin su consentimiento.