El castillo de los Heredia de Mora de Rubielos fue en origen una construcción musulmana, reconquistada en 1711 por Alfonso II el Casto. Un lugar que respira historia, que se verá en cierto modo interrumpida esta noche por el estilo alternativo e innovador de los Vivancos que actuarán en él a las 23.00 horas dentro del festival Puerta al Mediterráneo. La fortaleza turolense acogerá la «mezcla Vivanco» característica de los seis hermanos bailarines, como la define Elías Vivanco. El espectáculo de esta noche consistirá en un recorrido a través de diferentes estilos, tanto de danza como de música. La actuación se compone de los más variados estilos: ballet, danza contemporánea, folclore, artes marciales, tap dance. Musicalmente la fusión continúa en un show que puede comenzar con el sonido de Metallica y acabar entre sinfonías de Vivaldi o Beethoven, música en directo que interpretan los propios Vivancos ya que además de bailarines son músicos. «Puede sonar extraño así dicho de palabra, pero cuando estás en el teatro te olvidas de que estás viendo fusión porque ya es un estilo tan propio que es como un estilo en sí», apunta Elías Vivanco. Un espectáculo que combina fantasía romántica y fuerza física.

Los hermanos Vivanco (Elías, Judah, Josua, Cristo, Israel y Aaron) se formaron como grupo en 2007 y desde entonces han actuado 900 veces, en 200 ciudades, de 37 países y frente a 1.800.000 espectadores. La compañía de danza suele actuar en escenarios muy grandes, como el Auditorio Nacional de México, con capacidad para 10.000 personas, y el Kremlin de Moscú, donde actuaron frente al presidente Vladimir Putin. Pero también en otros más reducidos, como es el caso de Mora de Rubielos: «Los pequeños son muy lindos porque hay como una relación más íntima con el público», indica el bailarín. Su interpretación cambia según el escenario al que suban, aunque no en demasía. La gran diferencia es que ante un público de 5.000 personas deben bailar «más grande» para que las últimas filas puedan disfrutar de todos los movimientos sin perderse ningún detalle.

Tras 12 años de danza y música, los seis hermanos siguen impresionando a un público que se continúa prestando a dejarse sorprender. «Uno de los intereses que creo que tiene nuestro trabajo es la diversidad, que alcanza a un público muy amplio», explica Elías Vivancos. A sus actuaciones asisten dos tipos de público, por un lado, el amante del teatro y de la música que acude por el arte del virtuosismo y técnica de los artistas. Y, por otro lado, están los asistentes más profanos, probablemente más atraídos por el factor espectacular de sus trabajos.

LA FUERZA DE LA HERMANDAD

Este Vivanco considera que hay un elemento clave: «El hecho de que seamos todos hermanos hace que, cuando estamos juntos en las actuaciones grupales, haya una energía tremenda». Todos los hermanos hicieron sus carreras en solitario en otras compañías muy reconocidas en todo el mundo antes de formar la suya como los Vivancos. Sin embargo, el artista admite que esta sensación es incomparable con nada anterior: «Nunca hemos sentido la fuerza y la pasión que se genera cuando estamos juntos y creo que eso también el público lo siente», reconoce.

UN FUERTE EQUIPO DETRÁS

Estas actuaciones tan complejas y estudiadas necesitan un equipo que las prepare, en concreto, su gira actual Vivancos Live lleva bastante trabajo detrás. Los seis hermanos son creadores, productores y directores del espectáculo, además de otras cuatro personas que integran el equipo técnico. «Hay que ocuparse del vestuario, el asunto del sonido, los monitores… cuatro personas para todo el dispositivo que llevamos, es realmente increíble», indica Vivancos.

Hay innumerables piezas necesarias en sus actuaciones, una de las más esenciales es el entrenamiento físico de los seis bailarines. Lo que supone ejercitarse cada día, de modo que llega un momento que «ya es parte de tu vida diaria, casi como comer y respirar», sostiene Elías Vivancos. Los artistas tienen tres rutinas diferentes. Cuando se encuentran en mitad del proceso de creación pueden dedicar de ocho a once horas al día en el estudio, ya sea montando coreografías o con los instrumentos. La rutina más complicada de seguir es la de la gira, aunque para los bailarines lo más imprescindible es la constancia: «Incluso cuando has estado viajando en el avión es muy normal que en el hotel hagas flexiones para volver a poner el cuerpo en su sitio», indica Elías Vivancos. Los hermanos también pasan temporadas algo más reposadas en las que el entrenamiento disminuye a dos o tres horas diarias para mantener esa forma física tan necesaria para sus espectáculos.