El Colegio Rural Agrupado Luis Buñuel de Pinsoro (Zaragoza) recibió este lunes el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer, que convoca de forma anual la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). En su décima edición, la agencia ha galardonado a quince centros educativos españoles de educación primaria, secundaria y formación profesional de Andalucía, Aragón, Cantabria, Castilla la Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Galicia, Madrid, Navarra y Alhucemas (Marruecos). El de Pinsoro ha sido el único centro aragonés ganador.

Este premio reconoce las prácticas educativas de centros sostenidos con fondos públicos que hayan desarrollado acciones, experiencias educativas, proyectos o propuestas pedagógicas destinados a sensibilizar, concienciar, desarrollar el espíritu crítico y fomentar la participación activa del alumnado en la consecución de una ciudadanía global, solidaria, comprometida con la erradicación de la pobreza y sus causas y el desarrollo humano y sostenible.

Este año, el premio ha consistido en un diploma acreditativo y en la participación en el Seminario de Intercambio y Formación en Buenas Prácticas en Educación para el Desarrollo llevado a cabo en la República Dominicana la semana pasada.

Allí, un máximo de dos docentes responsables de cada una de las experiencias educativas galardonadas ha podido conocer de primera mano los proyectos que la cooperación española internacional lleva a cabo en el terreno. Durante su estancia, los profesores han tenido la oportunidad de intercambiar y conocer las experiencias de los otros centros educativos premiados con el Vicente Ferrer.

Los alumnos de Educación Primaria del colegio Luis Buñuel de Pinsoro se han alzado con este reconocimiento gracias a una iniciativa pedagógica denominada Buscando un ciudadano global.

La experiencia educativa presentada por este colegio aragonés forma parte del proyecto del centro, Emocionarte, con el que, a través de cuentos, lecturas, expresiones artísticas, cine y música, los alumnos aprenden a conocer sus emociones.

Además, el centro de Pinsoro está hermanado con una comunidad educativa en Nicaragua, con la que mantienen el contacto a través del intercambio de cartas y otros materiales elaborados por los propios alumnos.