En las últimas elecciones municipales de Francia, la ola verde, junto a formaciones de izquierda, ha logrado una fuerte presencia, con la conquista de ciudades tan importantes como Lyon, Estrasburgo y Burdeos. El secretario del partido de Los Verdes, Julien Dayour, afirmaba ante los buenos resultados que «hoy, la ecología está dando un gran paso. Un paso gigante».

Aunque resulte sorprendente para numerosos analistas, la opción política del ecologismo está teniendo una gran pujanza en estos últimos tiempos, y ello se observa en otros resultados electorales, donde los ciudadanos cada vez más optan por la opción verde, frente a otros posibles relatos políticos.

Por ejemplo, en las pasadas elecciones europeas del 2019, la bancada de los parlamentarios verdes alcanzaba los 74 escaños, mejorando los resultados del 2014 en 22 eurodiputados. En las elecciones locales inglesas, la opción verde, y dentro de un modelo muy tradicional de voto laborista y conservador, comenzó a abrirse camino entre el electorado de este país. Sin olvidar el fuerte ascenso del partido verde irlandés en las últimas elecciones nacionales, o el caso alemán, donde la opción ecologista tiene una mayor aceptación en entre el electorado, pues en las elecciones del 2017, Los Verdes alcanzaron los 67 escaños. En su vecina Austria, el partido ecologista logró una representación del 14% de los votos emitidos en las elecciones adelantadas del 2019, cuando en el 2013 no alcanzaba el 4%.

Aunque bien es verdad que este crecimiento del voto ecologista es real, aunque desigual, el ecologismo está llamando a las puertas de la política oficial. Y los ciudadanos comienzan no solo a ser partícipes de organizaciones y campañas en el ámbito de lo verde, sino que también buscan que los partidos tradicionales, y en aquellos nuevos que se acercan a la orilla de esta oficialidad, cuenten en su mochila política con un claro relato de la gestión e implementación de políticas verdes.En este ámbito, cabe no olvidar que en el análisis postelectoral se ha observado que la bandera del ecologismo se ha convertido en un puerto seguro de gran parte del voto de izquierdas, y de ciertos sectores de la derecha más moderada, que ven como suyas las propuestas políticas de esta visión verde.

En consecuencia, ya no es un tipo de enfoque arrinconado. Cada vez más su discurso cala con fuerza en las sociedades, con una profunda penetración social en todos los estrados ante cuestiones como el cambio climático, el uso de los recursos naturales, la sostenibilidad, la creciente preocupación por la salud de nuestros bosques y de los océanos, y un largo etcétera. Asuntos que, refrendados con buenas campañas realizadas a medio y largo plazo por organizaciones no gubernamentales, han logrado situar la bandera del ecologismo dentro de las agendas políticas y de las preocupaciones básicas de las opiniones públicas. El ecologismo ha comenzado a reinar en la forma de hacer y gestionar políticas públicas, y los partidos lo saben bien.