-La Federación Aragonesa de Solidaridad ha creado este año el Premio FAS a la Trayectoria Solidaria y, de todas las personas que podían llevárselo, ha sido usted el primero en quien han pensado. ¿Qué le parece?

-Creo que lo que pasa es que quizás no haya nadie que tenga tanta trayectoria como yo (ríe). No sé si solidaria, pero desde luego con una trayectoria tan larga como la mía no creo que hubiera nadie a quien elegir. Y, sin duda, lo mejor esta larga trayectoria ha sido la enorme red de amigos que tengo. Este premio me ha hecho muchísima ilusión por venir de quienes viene.

-Con este galardón, la FAS quiere reconocer a aquellas personas que son referente el ámbito de la cooperación internacional y la defensa de los Derechos Humanos. ¿Cuánto tiempo lleva usted metido en este mundillo?

-Yo creo que desde que fui director de Cáritas. Lo fui con 40 años y ahora tengo 85, así que calcula. No solo fue lo primero que hice. Fue lo que me cambió la piel y me hizo entrar en estas historias. Aunque, curiosamente, mi siguiente paso fue fundar el periódico El Día, algo que yo enmarco en esta misma trayectoria de acercamiento solidario a la gente. Aquello también me marcó en una serie de acciones públicas. Incluso me llegué a presentar como alcalde en una candidatura ciudadana independiente en las primeras elecciones democráticas… Y aunque no sacamos ni un solo representante, era la mejor lista.

-¿Qué tuvieron esas experiencias en Cáritas y ‘El Día’ para que sonara un ‘click’ en su cabeza?

-El contacto diario con la gente que lo pasa mal.

-Usted ha trabajado por el medio ambiente y los Derechos Humanos desde ámbitos muy diferentes. Fue fundador de Ecología y Desarrollo, vicepresidente del Hermanamiento León (Nicaragua) - Zaragoza, secretario del Seminario de Investigación para la Paz… ¿Han ido cambiando sus intereses a lo largo de su vida?

-He tenido la suerte de que a lo largo de mi vida me he encontrado con gente estupenda. Nunca he hecho nada por libre ni solo, siempre he actuado acompañado. Y he tenido la suerte de que las instituciones con la que me he tropezado merecían crédito. Pero luego ese crédito se ha incrementado por la gente que había dentro de ellas. Siempre que estaba trabajando en una cosa me decían: «¿Te vienes?». Y para ahí que iba.

-Habiendo tocado tantos palos en el mundo de la solidaridad, supongo que cada etapa le habrá dejado un poso distinto. ¿Con qué se queda de cada una?

-Lo tengo muy claro: con el otro. Así de simple.

-El otro… ¿Puede especificar más?

-En todos los sitios en los que he estado he pretendido hacer cosas para la gente. Igual daba hacer un periódico que estar en Cáritas o en el Seminario de Investigación para la Paz. En definitiva, eran tareas para el otro. Prefiero decirlo de esa forma más sencilla que hablar de vocación servicio público. Sería darle a mi tarea más importancia de la que ha tenido, y no me encaja.

-Últimamente ha estado guerreando contra la pobreza energética, contra la ley hipotecaria, a favor de la sanidad universal… ¿En qué anda ahora metido?

-Yo creo que ahora tenemos todos un gran objetivo, que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Esa es la gran tarea del mundo que viene: cumplir esos diecisiete ODS es lo que nos hará cambiar el mundo. Nunca he sido revolucionario, ni quiero serlo. Yo soy más de ir haciendo cosicas pequeñas, aquí y allá. Este lunes, por ejemplo, estuve en Utrillas, gracias a un plan de Ecodes que es una maravilla. Estamos colaborando con Coca Cola, algo que algunos nos critican. Esta empresa tiene en la zona unos manantiales. Y ahora se ha propuesto a nivel mundial recuperar tanta agua como gasta para elaborar sus bebidas. En unos montes que se quemaron hemos hecho un proceso de plantación en 77 hectáreas con el asesoramiento del catedrático Nicolau, de la Universidad de Zaragoza, un tipo estupendo. Nos ha explicado el tipo de árboles más apropiados para que estos no consuman toda el agua sino que parte salga para fuera. Y esa es la compensación que va a hacer Coca Cola por el agua que consume en Aragón. Le llamamos Proyecto Plantando Agua.

-El jurado de la FAS ha destacado su talante «positivo y conciliador» para concederle el premio. ¿Cómo se puede desprender tanta positividad cuando uno lleva toda la vida en contacto con tanta injusticia?

-Leí una vez una entrevista en la que le preguntan a alguien si era optimista o pesimista. Y esta persona respondió una cosa que decidí apropiarme para mí: yo soy posibilista eficaz. Me he quedado con esa frase porque me parece definitiva. Hay muchas cosas negativas pero también hay muchas positivas. Y hay que seguir luchando por todas aquellas causas que son posibles.