—Es la 9ª edición de la carrera ‘Corre por una Causa’ y podemos decir que ya es una fecha marcada en el calendario de la solidaridad, ¿qué participación esperan este año?

—Esperamos poder superar la participación del año pasado, que fue de 1.400 personas. Ojalá el tiempo nos acompañe, aunque como hemos podido comprobar en ediciones pasadas, la gente no se echa atrás por eso y menos los niños, que son unos grandes y solidarios luchadores. A lo largo de la preparación de la carrera y durante el trascurso de la misma, llegamos a ser unas 50 personas voluntarias; algunas son más visibles que otras, pero todas son fundamentales. Tamnién es posible gracias a nuestros patrocinadores: CaixaBank, Deloitte, Liferay, Mapfre y Canteo de Letur.

—Los fondos recaudados se destinan al proyecto ‘La luz de las niñas’. ¿Qué sombras les amenazan?

—Las niñas y adolescentes sufren en todo el mundo la sombra de la violencia. Hablamos de niñas en situación de extrema pobreza, de desplazamiento, migración o refugio, en riesgo de embarazo, con alguna discapacidad; víctimas de matrimonio precoz, de conflictos o de violencia sexual, de mutilación genital femenina, de trata y explotación sexual... Urge abordar la desigualdad de género, profundamente arraigada, que provoca la violencia hacia las niñas. Y para ello necesitamos impulsar una protección internacional efectiva de sus derechos para que dejen de ser sujetos de violencia, intimidación y abusos; y asegurar el derecho a la educación como la mejor garantía de igualdad.

—¿Qué líneas de actuación tiene ‘La luz de las niñas’?

—Se trata de un programa de acceso a la educación para prevenir la violencia con tres líneas de actuación: primero, de atención a niñas y adolescentes víctimas de violencia, ofreciendo rehabilitación psicológica y social para mejorar su autoestima; en segundo lugar, de prevención y denuncia de la violencia, generando entornos escolares seguros para ellas y actuando en equipo con docentes y familias; y, por último, de acceso a la educación y su permanencia a través de becas y refuerzo escolar, pues sabemos que la educación es un medio fundamental para lograr el cambio y la justicia.

—¿A cuántas niñas beneficia?

—En el 2020 trabajaremos con 8.235 niñas. Y desde que nació el programa, en el 2012, son más de 32.000 las que han sido atendidas. Pero queda mucho trabajo por hacer, la violencia amenaza a más de 240 millones de niñas en todo el mundo.

—¿Cuáles son los programas sobre el terreno?

—Actualmente trabajamos en 15 países de América Latina y África. Por ejemplo, en Nicaragua, se está trabajando junto a las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), donde prevenimos y atendemos a niñas y adolescentes que viven embarazos precoces. Apoyamos su continuidad educativa con becas escolares, les ofrecemos acompañamiento médico y psicológico y las ayudamos en la construcción de un camino que les ayude a generar cambios positivos en sus vidas.

—La nadadora de sincronizada Gemma Mengual presenta este año la carrera.

—Sí. Siempre es de una gran ayuda el apoyo de gente conocida para que seamos conscientes de que es tarea de todos y que, de una u otra manera, todos podemos colaborar.

—¿Qué objetivo de recaudación se espera cumplir?

—Nuestro objetivo es que en torno al 40% de la recaudación pueda usarse para la campaña. A pesar que se trata de una carrera que debe autofinanciarse en gran medida, esperamos poder cumplir este objetivo gracias a la ayuda de pequeñas empresas locales y del buen hacer de todos los voluntarios. Cualquier ayuda extra es bien recibida.

—Entreculturas tiene la educación como motor principal para que los niños y niñas tengan una oportunidad de futuro.

—Sí. Entreculturas es una oenegé de desarrollo que trabaja para defender el derecho a la educación, especialmente de las poblaciones más vulnerables. Y lo hacemos desde el convencimiento de que es de una educación de calidad, inclusiva y equitativa, de donde nace una ciudadanía comprometida capaz de afrontar los desafíos globales de la pobreza, la desigualdad y la degradación ambiental, lo que las oenegés llamamos ciudadanía global. Creemos firmemente que la educación es la herramienta más poderosa para transformar personas y estructuras y generar oportunidades.

—En Aragón se les conoce por ‘La silla Roja.

—Sí. Desde que en el 2012 se presentó en Entreculturas la campaña Silla Roja: Una educación que multiplica oportunidades, ésta se ha convertido en nuestra seña. Para nosotros, además de un símbolo, es la reivindicación de una realidad mundial: existen más de 264 millones de niñas y niños que por conflictos, desplazamientos, pobreza, desigualdad o muchas otras causas no pueden ir al colegio, lo abandonan o la calidad es deficiente. Esto tiene que cambiar.