-El VIH ya no tiene el estigma que tuvo en los años 80 y 90, ¿o sí?

-Desde el punto de vista médico hay una respuesta que ha alcanzado una cuota muy elevada porque la gente ya no desarrolla la fase sida y, por lo tanto, vive más. El problema se plantea desde el punto de vista social. El estigma y la discriminación que lleva asociados se mantienen. Es indudable que ha habido ciertos cambios pero lo que vemos en las consultas que nos llegan a la Clínica Legal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Alcalá de Henares es que se mantienen todavía muchos casos de discriminación.

-¿Qué dificultades encuentran los afectados por VIH en el acceso, la integración y el mantenimiento del empleo?

-La cuestión es que no se ha traducido en términos jurídicos la evidencia científica. En su día, por la alarma social que generó el sida, se dictaron muchas normas que ahora ya no tienen ningún sentido. Hoy, las personas con VIH que tienen la carga suprimida por el tratamiento retroviral no lo transmiten. Es el caso del 88% de las personas con VIH que reciben tratamiento en Aragón. Pero, por ejemplo, hay empleadores que incluyen de manera rutinaria la prueba de detección del VIH en los exámenes médicos de empresa.

-¿Y eso es legal?

-No lo es porque las pruebas que se incluyan dentro de los reconocimientos médicos tienen que ser pertinentes. Si no lo son, nos están dando más datos de los que necesitamos conocer sobre el estado de salud de las personas. Es cierto que muchos reconocimientos médicos son voluntarios, pero si no te presentas se pueden despertar ciertos recelos. Ahora mismo tenemos un caso en la Clínica Legal de una persona que trabaja como higienista en una consulta dental. Le quieren hacer la prueba de detección del VIH, lo cual no tiene mucho sentido porque él no realiza ningún procedimiento por el que pueda transmitir el virus.

-¿Con qué otros tipos de casos de discriminación suelen encontrarse?

-Un caso muy típico es el de las restricciones de acceso a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En la norma que regula estas oposiciones se incluye un cuadro de exclusiones médicas. Aunque no se menciona explícitamente el VIH, lo que viene a decir lo incluye mediante perífrasis como «las personas que tienen enfermedades infectocontagiosas, infecciosas o resistentes al tratamiento». De todas maneras, lo más sorprendente es una cláusula de lo más jocosa que se les aplica a los aspirantes a guardia civil, que excluye a personas que tengan una condición personal que pueda poner en peligro las relaciones sociales dentro del cuerpo.

-Pero eso es muy ambiguo, ¿no?

-Sí. Y muy heavy. ¿Qué significa poner en peligro las relaciones sociales dentro del cuerpo? ¿El hecho de tener VIH? ¿Ser homosexual? ¿Ser del Atlético de Madrid?

-¿Hay que cambiar la ley?

-Hace falta una legislación más inclusiva. El hecho de que se detecte una condición de salud en una persona no ha de ser motivo suficiente para excluirla. Habrá que ver cómo esa condición de salud afecta al desempeño de las funciones esenciales del puesto de trabajo en esa persona. Alguien ciego no podrá ser controlador aéreo. Pero hay personas con una discapacidad en los brazos que con prótesis pueden pilotar un avión. ¿Por qué no va a poder ser una persona con VIH Guardia Civil?

-¿Tiene alguna obligación el infectado por VIH de cara a su empleador o hacia sus compañeros de trabajo?

-No más que el resto de sus compañeros. En el ámbito laboral, salvo en un caso muy específico, como son los profesionales sanitarios que hacen procedimientos invasivos, el VIH es irrelevante. Y esto lo viene diciendo la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde hace diez años. El VIH no se transmite por compartir el espacio o los utensilios de trabajo.

-Si, pese a las evidencias científicas, una persona infectada por VIH sufre discriminación en su puesto de trabajo, ¿qué tiene que hacer?

-Denunciar. Existen mecanismos administrativos y judiciales para defender sus derechos. Y puede solicitar asesoramiento en la Clínica Legal de la Universidad de Alcalá de Henares.

-¿Cómo funciona la Clínica Legal?

-Es un espacio de aprendizaje y servicio. Un grupo de profesores de la Facultad de Derecho enseñamos a los alumnos a ser mejores abogados y juristas, transmitiéndoles una visión de una serie de problemas desde los Derechos Humanos y normas de carácter deontológico. Ese aprendizaje supone prestar un servicio a grupos en situación de vulnerabilidad. Nos hemos especializado en personas con discapacidad o enfermedad crónica, especialmente infectadas por VIH. Suelen recurrir a nosotros para asesorarse sobre sus derechos, porque temen que van a ser discriminadas o porque ya lo han sido.