Más de cuatro millones de personas en el mundo no poseen una nacionalidad y, como consecuencia, no tienen acceso a los derechos más básicos. Según el informe Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado 2019, publicado por la Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a finales del año pasado había 4,2 millones de apátridas, incluidos los de nacionalidad indeterminada, en 76 países.

Sin embargo, es muy probable que la verdadera magnitud de la apatridia sea mucho mayor, ya que menos de la mitad de todos los estados del mundo presentan datos. Y algunos de los países más poblados del planeta, con grandes poblaciones presuntamente apátridas, no informan sobre este fenómeno.

Ser apátrida implica tener acceso limitado a derechos básicos, como la educación o la atención médica. A su dificultad para trabajar legalmente se une su incapacidad para poseer propiedades, por lo que sufren mayor riesgo pobreza que el resto de la sociedad. Además, los apátridas carecen de libertad de movimiento, dentro y fuera del país en el que residen.

La identificación de los apátridas es el primer paso para abordar las dificultades a las que se enfrentan. El reconocimiento de la apatridia y la recopilación de datos sobre el problema son elementos clave del plan de acción mundial para acabar conla apatridia de ACNUR, que acompaña a la campaña #IBelong, lanzada en el 2014. Desde el inicio de la misma, 341.000 personas anteriormente apátridas han adquirido una nacionalidad.

Para mejorar los datos cuantitativos y cualitativos sobre las poblaciones apátridas, ACNUR colabora con los estados para realizar encuestas y estudios específicos e incorporar preguntas que permitan identificar a los apátridas en los censos de población.

En el plan de acción mundial también se pide que se fortalezcan los sistemas de registro civil y de estadísticas vitales, y ACNUR colabora con otros organismos para prestar apoyo técnico con ese fin. La mejora de los datos reforzará la labor de la Agencia de la ONU para los Refugiados y ayudará a alcanzar el objetivo general de desarrollo sostenible de «no dejar a nadie atrás»