El reclutamiento de niños soldado y el matrimonio forzoso de niñas son dos de los devastadores efectos secundarios del covid-19 sobre la infancia empobrecida. Los impactos socioeconómicos de la pandemia han cerrado escuelas, bloqueado el acceso a la educación de los niños en zonas de conflicto y provocado la caída de los ingresos familiares.

La ONU ha constatado un aumento en el reclutamiento de niños como un medio para sobrevivir, acceder a alimentos y obtener ingresos. La misma situación es la que ha contribuido al incremento del casamiento precoz de niñas, también dentro de grupos armados.

La respuesta al covid-19 ha desviado recursos de protección infantil a intervenciones de salud, reduciendo o, en algunos casos, terminando por completo con la ayuda para los niños soldado. Además, los bloqueos a los que ha obligado la pandemia han contribuido a reducir el acceso humanitario. Esto ha hecho que sea más difícil negociar un compromiso con las partes en conflicto para poner fin a esta práctica o dar seguimiento a los planes de acción cuando existen, según informa la oenegé World Vision, con amplia experiencia en este campo.

Aunque se ha avanzado para poner fin al reclutamiento de menores y liberarlos de las fuerzas y grupos armados, en el 2019, la ONU verificó la existencia de 7.747 niños soldado, algunos de tan solo seis años, de los cuales, el 90% fueron utilizados por grupos no estatales. Organizaciones de monitoreo de derechos humanos estiman que puede haber hasta 250.000 pequeños afectados, aunque es muy difícil conocer el número total debido a la ilegalidad de la práctica y las dificultades para verificarlo. Se sabe que, todavía hoy, 46 países reclutan a menores de 18 años, que se utilizan en al menos 18 conflictos en todo el mundo.

A pesar de la magnitud del desafío, la violencia que experimentan los niños y el daño que ocasiona en su desarrollo, la financiación de programas para protegerlos y apoyar la reintegración de los ex niños soldado sigue siendo muy inferior a lo que se necesita. Dentro de la ayuda humanitaria, la protección infantil es el segundo sector de respuesta menos financiado. H