La mutilación genital femenina, como cualquier otra violencia de género, no puede entenderse como un hecho puntual y aislado de la historia vital de las mujeres y las niñas, sino que influye en su desarrollo psicoemocional y sexual, en las relaciones con otras personas, con la familia y el entorno, y tiene consecuencias en cómo se afronta cualquier crisis personal o social como la de esta pandemia.

En España, como en todo el mundo, la violencia de género en el ámbito de la pareja se ha incrementado exponencialmente durante la emergencia sanitaria, dado que muchas mujeres están confinadas con su agresor y con mayores dificultades para protegerse o buscar ayuda. Además, otras formas de violencia de género, como la mutilación genital femenina o los matrimonios forzados, que requieren de atención desde los servicios públicos, están quedando invisibilizadas y fuera de las estrategias de gestión de la crisis.

A esto se añade el aumento exponencial de los indicadores de vulnerabilidad para aquellas mujeres y niñas que sufren múltiples formas de discriminación, y que además viven dificultades de acceso a los servicios de protección, tanto por el colapso general de los propios servicios, como por su no adaptación a las diferentes realidades socioculturales y la falta de servicios institucionalizados de mediación intercultural.

Así, constatamos que la urgencia de atender otras necesidades básicas ha dejado relegadas a un segundo plano otras necesidades en materia de salud sexual y reproductiva, como la atención al embarazo, parto y posparto, y de atención integral y transversal a las violencias de género. A nivel internacional se han paralizado los programas de sensibilización para la prevención de la mutilación genital femenina en los países de origen, y con el cierre de fronteras también han quedado en suspenso el acceso al derecho de asilo y refugio, y los procesos de reagrupación familiar, que son claves para la protección de niñas y mujeres en riesgo, y para las supervivientes de mutilación genital femenina.

Los principales organismos internacionales, como UNICEF, el Fondo de Población de Naciones Unidas y la OMS, están advirtiendo del aumento de la mutilación genital femenina y de los matrimonios forzados o tempranos, motivado por el cierre de las escuelas y como estrategias que desarrollan las familias en respuesta a la crisis socioeconómica sobrevenida.

Por todo ello, desde la Red Estatal Libres de MGF reclamamos políticas preventivas, de acompañamiento y de atención integral, efectiva y de calidad a las mujeres y niñas supervivientes de mutilación genital femenina. Y solicitamos que se mantengan, refuercen y aumenten los recursos y estrategias para este fin desde los sistemas públicos de salud en coordinación con los servicios sociales, el sector educativo y las oenegés, de manera transversal en todas las medidas de respuesta a la crisis.

No podemos dar ningún paso atrás en la atención y prevención de la mutilación genital femenina ni de cualquier otra forma de violencia de género.