Unas líneas escritas en una servilleta junto a su característico toque de humor es lo que necesitó ayer Miguel Ángel Rodríguez El Sevilla para meterse a las peñas zaragozanas en el bolsillo. Aclamado por los miles de peñistas, concentrados en la plaza España desde antes de las 16.30 de la tarde, el líder de Mojinos Escozíos llegó y triunfó. Eso sí, primero aseguró a la multitud que coreaba su nombre que se sentía «un poco defraudado». Y explicó sus motivos: «Me han dicho que en el otro pregón va a haber pitidos. Yo también los quiero y bien fuertes». Dicho y hecho. Los peñistas escucharon a su pregonero y los silbidos llenaron el aire. «Qué emoción», dijo el cantante, quien añadió que uno de los mayores piropos que la banda ha recibido nunca es «parecéis maños». Además, agradeció haber sido elegido como pregonero, a pesar de no ser de Zaragoza.

Entre vítores y ánimos, El Sevilla sacó una servilleta de papel y procedió a leer su mensaje «trabajado en los postres». El andaluz afirmó que era «una satisfacción y un honor» dirigirse a los zaragozanos, además de «una alegría para la vista estar en lo alto viendo a los peñistas».

Tras los tradicionales «Viva Zaragoza, Interpeñas y las Fiestas del Pilar» los más de veinte grupos concentrados a lo largo del paseo Independencia comenzaban las fiestas oficialmente, aunque la gran mayoría ya llenaba de colores y música las calles de Zaragoza desde hacía un rato. La peña L´Albarda era la más cercana al escenario de la plaza España por un motivo especial. Uno de sus integrantes, Rafael Gómez y más conocido como Malacara, fue proclamado peñista del año. Visiblemente emocionado, recibió el blusón que le identifica con este galardón que se vota entre todos los peñistas. Malacara agradeció el nombramiento, deseó unas felices fiestas a todos y pidió «que nadie se meta en jaleos durante estos días».

Tras el pregón, los peñistas disfrutaron de la música por las calles. Las notas de las tradicionales charangas se mezclaban con las canciones más modernas que sonaban en los altavoces instalados en varios camiones. Los más jóvenes bailaban con los más veteranos. Los colores de unas peñas se mezclaban con los de otras, mientras los visitantes extranjeros hacían fotos a unos y otros. Así esperaron al desfile, que les llevó hasta la plaza del Pilar a través de Don Jaime, donde esperaron bailoteando hasta escuchar las palabras de Kase.O.