Mentiroso!", "¡Asesino!", "¡No más encubrimientos!". Los gritos de protesta desde la Strangers´ Gallery , la tribuna destinada al público en la Cámara de los Comunes, interrumpieron ayer la intervención de Tony Blair cuando el primer ministro volvía a justificar la guerra contra Irak.

Un grupo de manifestantes de la agrupación Ciudadanos de Oxford por la Verdad obligó a suspender momentáneamente el debate de los diputados sobre el informe del juez Hutton poco después de su inicio. En cuatro ocasiones trató el primer ministro de retomar en vano el hilo de la discusión, pero el alboroto y los insultos se lo impidieron.

"Tengo la ligera impresión de que no estoy siendo muy persuasivo en algunos círculos", bromeó Blair, con flema muy inglesa.

El portavoz de la Cámara optó por aplazar la sesión diez minutos y desalojar la galería, algo que no ocurría desde 1987. La policía detuvo a siete personas, que poco después quedaron en libertad sin cargos, pero el edificio del Parlamento permaneció cerrado al público durante el resto de la jornada.

Horas antes del incidente, otro grupo de manifestantes vestidos con pelucas y togas rojas, a la manera de los jueces de la Cámara de los Lores, había embadurnado con pintura blanca las verjas de la residencia del primer ministro en Downing Street para protestar por el "blanqueo" que el juez Hutton hizo la semana pasada, al descargar al Gobierno británico de cualquier responsabilidad en el caso del suicidio del científico David Kelly.

UN DOSIER "ENGAÑOSO" En el curso del debate parlamentario, Blair aceptó que no se habían encontrado armas de destrucción masiva hasta el momento, pero señaló que aunque nunca fueran halladas, "habría sido irresponsable no haber actuado contra Sadam".

En un artículo que ayer publicó el diario The Independent , un antiguo experto en armamento del Ministerio de Defensa, Brian Jones, que en su día declaró en la investigación del juez Hutton, volvió a insistir en que el Gobierno utilizó un dosier "engañoso" para justificar la guerra.

ANALISIS IGNORADO Blair y su equipo no hicieron caso, según explicó Jones, "del análisis de los expertos del Personal de Inteligencia Militar (DIS) cuando prepararon el informe de septiembre del 2002, que acabó siendo una presentación engañosa sobre la capacidad (armamentística) de Irak".

En ese informe se mencionaba que Sadam podía lanzar un ataque letal en 45 minutos, dato rebatido en la información del periodista Andrew Gilligan y origen de la polémica con la BBC. Blair respondió que la información de Gilligan estaba "equivocada al 100%". En cuanto a la denuncia de Jones, el primer ministro dijo que el jefe del DIS dio el visto bueno a los datos del dosier.