Las calles del centro de Damasco están repletas de retratos y carteles electorales del presidente sirio, Bashar el Asad, que no tiene la menor duda de que pasados los comicios presidenciales de hoy seguirá llevando las riendas del país, en el que la guerra se ha cobrado 160.000 vidas y ha causado casi 10 millones de refugiados y desplazados. Asad se siente ahora más seguro que hace un año, tras las victoria que sus tropas han conseguido sobre el terreno en los últimos meses. Sabe que le espera un tercer mandato, siete años más en el trono heredado de su padre, Hafez el Asad, que gobernó Siria con mano de hierro de 1971 al 2000.

Damasco es feudo de Bashar. Miles de vecinos de la capital siria han salido en los últimos días a la calle para expresar su apoyo al jefe del Estado. Y hasta los imanes de las mezquitas de la ciudad pedían en el rezo del viernes, el voto para el presidente. "Sí al líder de esta nación: Bashar el Asad, sí al que ha protegido nuestra sangre", gritaba uno de ellos en una mezquita del centro.

Unos 16 millones de sirios están llamados a las urnas, aunque probablemente solo votarán los que se hallen en zonas controladas por el Gobierno, ya que los rebeldes han llamado al boicot electoral. En países vecinos que acogen refugiados, como Líbano y Jordania, los sirios ya hace unos días que ejercen su derecho en sus respectivas embajadas.

La criba

Los votantes podrán elegir entre Asad y dos candidatos más que lograron pasar la criba de la Comisión Electoral, que impuso numerosas condiciones. Otros 21 aspirantes, entre ellos dos mujeres y un cristiano, quedaron invalidados.

Los dos candidatos que intentarán robarle votos a Asad son Maher Hayar, un diputado izquierdista originario de Alepo (norte del país), y Hasan Nuri, parlamentario y exministro de Damasco y presidente de la Cámara de Industria.

Quizás en estos comicios, el régimen decida maquillar el resultado con una ligera capa de democracia y el presidente no se imponga con el 97,62% de los sufragios, como en el 2007. Pero los analistas coinciden en que los contrincantes de Asad son "candidatos simbólicos" que no tienen ninguna posibilidad de arrebatarle el puesto.

Hoy, por primera vez en medio siglo, los sirios podrán votar a alguien que no se apellide Asad, gracias a la aprobación en referendo, en el 2012, de una nueva Constitución que cambió la naturaleza de los comicios presidenciales y los transformó de plebiscito sobre un candidato a elecciones con aspirantes.

No obstante, el Parlamento sirio aprobó a principios de año una ley por la que restringía la posibilidad de presentarse a sirios que no hubieran vivido en el país en los últimos 10 años, para frenar candidaturas de opositores en el exilio.

Asad optó por celebrar los comicios, a pesar de la guerra. Sus fuerzas continúan bombardeando zonas muy pobladas y grupos rebeldes llevan a cabo ataques en los que mueren también numerosos civiles. En los dos últimos días, solo en Alepo han perdido la vida 63 personas.