El Gobierno de Navarra ha solicitado a los responsables de la empresa Abonlir, situada en el término de Carcastillo (Navarra) y muy próxima a la pedanía de Alera (Sádaba), una serie de documentos ante las quejas mostradas por el equipo de Gobierno de Sádaba por los olores que supuestamente produce la actividad realizada en esta planta, en la que se transforman proteínas animales tratadas y esterilizadas y estiércoles para su conversión en abono orgánico.

La petición de esta documentación viene justificada porque "en la consejería de Medio Ambiente aragonesa, de quien dependemos, llevamos meses solicitando una reunión sin éxito. Por ello, nos dirigimos a los responsable navarros, con los que mantenemos una magnífica relación, para intentar solucionar un problema del que se quejan nuestros vecinos de Alera y Sádaba, desde hace tiempo", explica el alcalde de Sádaba, Cecilio Cavero.

Por su parte, el gerente de Abonlir, Jesús Varela, ha confirmado a este medio estar preparando la documentación requerida por el Gobierno de Navarra -en la que se solicitan datos como la cantidad de stockaje de que dispone la fábrica, los controles odoríficos que realizan, la descripción de las instalaciones, etc.- para remitirla en el plazo establecido, concretamente, antes de septiembre.

Lucha continua

Varela señaló que está "totalmente tranquilo" ante esta medida, puesto que la empresa cuenta "con todos los permisos necesarios para poder desarrollar nuestra labor. Es más, incluso tenemos licencia para eliminar purines, pero no llevamos a cabo esta actividad desde el 1999, ya que era costosa y producía muchos hedores", explica Varela.

Según los controles odoríficos que realizan periódicamente los responsables de Abonlir los hedores se producen cada 6 u 8 días al mes y tienen una intensidad media-baja. Así, el responsable de la fábrica no niega que "en nuestros procesos para la elaboración de los abonos se emitan olores, pero no son continuos, tal y como afirman los vecinos y el alcalde de Sádaba, y a las pruebas me remito". Una opinión muy distinta es la de los aleranos, quienes se quejan de que "el olor es frecuente e intenso".

Una situación "con la que queremos acabar, pero deseamos que, por fin, lleguemos a una solución que satisfaga a ambas partes, vecinos y empresa, ya que si no tendremos que recurrir a medidas de fuerza", concluye Cavero.

NURIA ASIN