Se conoce como disfonía los cambios en las características de la voz, en especial a una modificación de su tono. Es un síntoma bastante frecuente, y que todos hemos sufrido en alguna ocasión. Estas alteraciones de voz son la manifestación de una laringitis de causa infecciosa o irritativa, que suele resolverse espontáneamente y no tienen relevancia patológica.

Sin embargo, si esta disfonía se prolonga más allá de siete o diez días, o si se repite con excesiva frecuencia, puede existir alguna patología del aparato fonatorio que deberá valorar un especialista otorrinolaringólogo.

Entre las patologías que pueden justificar una disfonía las más habituales son el abuso o mal uso de la voz, frecuentes en personas habladoras que elevan la voz por encima de lo conveniente. Esta sobrecarga fonatoria origina una inflamación persistente de las cuerdas vocales, e incluso la aparición de nódulos, auténticas rozaduras en las cuerdas vocales.

Los pacientes fumadores o personas expuestas en su medio laboral a humos y polvos tienen riesgo de desarrollar lesiones inflamatorias de la mucosa laríngea (edemas, pólipos, leucoplasias,-) que pueden llegar a hacerse crónicas.

Otras disfonías son ocasionadas por alteraciones en la motilidad de las cuerdas vocales. En estos casos la apariencia morfológica de las cuerdas vocales es normal, pero éstas no se mueven correctamente o vibran de forma anormal: son disfonías de tipo funcional. Mención aparte merecen las parálisis de las cuerdas vocales originadas por lesiones cervicales o torácicas que afectan al nervio responsable de su motilidad, el nervio recurrente.

Con menor frecuencia, la disfonía puede ser el primer síntoma de un cáncer de laringe. En estos casos un diagnóstico precoz es fundamental para ofrecer al paciente las máximas posibilidades de curación. Todo paciente fumador que presente cambios de su voz que no ceden en una semana debe someterse a una exploración. Diagnosticado en estadios precoces, el pronóstico del cáncer de laringe es excelente.

La exploración para diagnosticar la causa de una disfonía es extraordinariamente sencilla. Basta una visualización directa de la laringe para llegar a un diagnóstico en la mayoría de las ocasiones. Hoy en día disponemos de modernos fibroendoscopios, que introducidos por fosas nasales, permiten una exploración cómoda, indolora y sin náuseas, incluso en niños o pacientes poco colaboradores. Sólo en determinadas ocasiones serán necesarias otras exploraciones para completar el diagnóstico: biopsia, estroboscopia, radiología, etc.

Confirmado el diagnóstico, el tratamiento será diferente según la causa que origine la disfonía. El reposo de voz, la eliminación de las noxas o hábitos inadecuados y el tratamiento médico resuelven el proceso en un alto porcentaje de casos.

En ocasiones debemos acudir a la microcirugía laríngea para extirpar lesiones (nódulos, pólipos,-). Cuando es necesaria una reeducación de la voz, la colaboración con un foniatra o logopeda se hace imprescindible.

En definitiva, recomendamos acudir al especialista para valorar las disfonías persistentes o recurrentes para descartar la existencia de lesiones morfológicas o funcionales en la laringe. La exploración mediante fibroendoscopia nasal es muy sencilla y suficiente para obtener un diagnóstico en la mayor parte de los casos.

J. ENRIQUE DE FRANCISCO, Otorrinolaringólogo