El pasado 20 de mayo se publicaba en el Boletín Oficial de Aragón (BOE) el inicio del expediente de expropiación del Palacio de Morata, un documento en el que también se recogía la necesidad apremiante de intervenir en el inmueble, concretamente en el Palacio y la Lonja.

Con esta notificación se cierra un capítulo más de la historia del palacio, el iniciado el 2 de octubre de 2003 en el pleno del Ayuntamiento de Morata con la aprobación de un acuerdo en el que se instaba a la DGA a empezar la expropiación forzosa en base al interés cultural del edificio y su estado de abandono.

Al mismo tiempo se abre un proceso que durará meses y que supondrá el paso de este edificio a manos públicas, una demanda realizada durante años desde Morata de Jalón.

Contacto con propietarios

El primer paso ha sido la publicación en el BOA. Tras ésto, el anuncio también deberá aparecer en el Boletín Oficial del Estado porque los propietarios tienen distintos puntos de residencia fuera de Aragón.

Después de la publicación se abre un periodo de quince días en el que los propietarios podrán presentar sus alegaciones a la expropiación. Tras la publicación en el BOA muchos de los numerosos propietarios establecieron contacto con el área de Patrimonio de la DGA sin poner problemas al proceso iniciado, según fuentes oficiales.

Una vez cerrado este plazo se inicia un periodo, con una duración indefinida, para documentar, justificar y contestar las alegaciones presentadas por los actuales propietarios y, tras su resolución, la DGA asumirá la propiedad de este edificio.

Finalmente, el precio establecido para la expropiación es de 210.000 euros (unos 35 millones de pesetas).

Desde el municipio la noticia del inicio del trámite de expropiación forzosa se ha recibido con mucha ilusión porque "fue uno de los primeros acuerdos que tomamos en el ayuntamiento", explica la alcaldesa Rosa M Aznar. Todos los grupos políticos se mostraron favorables a sacar adelante este nuevo intento aunque en algunos casos existía una cierta desconfianza sobre el resultado que iba a tener este proceso.

Solicitar la expropiación significó elegir un nuevo camino a los múltiples intentos realizados para conseguir que el palacio pasara a manos públicas. "Todos los ayuntamientos, de todos signos políticos, lo han intentado y, por diversas causas, nunca se ha podido comprar", recordaba la actual alcaldesa. Ante esta situación se planteó la opción de solicitar a la DGA la expropiación, una alternativa que fue acogida "con mucho interés" por parte del entonces nuevo director de Patrimonio. "Para lo que son las administraciones públicas, todos los trámites para iniciar este proceso se han realizado en un tiempo récord", apuntaba la primer edil.

Ahora el palacio pasará a manos de la DGA pero ésto no significa que el futuro de este edificio se vaya a definir desde instancias distintas a las locales. "Tenemos muy claro que tenemos que participar prioritariamente en los usos, la propiedad ya se determinará, pero lo importante es que sea público", explicaba Rosa Aznar ante las posibilidades que se abren ahora y el papel que jugará el ayuntamiento y la localidad.

La restauración de este edificio necesita de una gran inyección económica pero todo apunta a que habrá actuaciones puntuales a corto plazo destinadas a reparar, con carácter de urgencia, todos aquellos elementos que han ido provocando la inseguridad de la población de Morata en los últimos años.