Fernando Lázaro Carreter falleció el pasado jueves 4 de marzo, y se fue un maestro del idioma, se fue un profesor, un intelectual, un lingüista, que en su última voluntad indicó que sus cenizas se entierren en Magallón. Académico y ex director de la Real Academia Española, además de doctor Honoris Causa por varias Universidades, entre ellas la de Zaragoza, Lázaro Carreter supo hacer con su voz y con su palabra que el idioma español llegase a todos, con sus certeros dardos , con sus libros de texto, con sus clases, con sus conferencias y, en resumen, con su conocimiento. Adoraba el idioma, y le hizo crecer hasta que con algo más de 80 años se apagó su magisterio. Se reconocía aragonés, zaragozano y sobre todo de Magallón, y percibió la debilidad de la lengua castellana desde sus inicios escolares y tras su paso por el Instituto Goya de Zaragoza, haciendo que su trabajo fuese siempre hacia la búsqueda de la calidad, de la excelencia y por ello rechazando y atajando la vulgaridad.

Magallón le reconoció, y una placa da su nombre ya permanente en el casco urbano de esta localidad, al igual que el reconocimiento que el Gobierno de Aragón le otorgó como Premio Aragón de las Letras en 1990.

Nacido en 1923, todos sintieron su muerte en la noche del 4 de marzo en la Clínica de la Concepción de Madrid, donde estaba ingresado desde hacía unos días. El alcalde de Magallón, Víctor Chueca, como voz común del municipio, expreso el dolor de los vecinos, y la pérdida cultural que significaba la muerte de Lázaro Carreter. Chueca asumía con cariño el hecho de que el lingüista aragonés hubiese decidido que Magallón fuese su último destino, que se interpreta como la gran muestra de lo que sintió y quiere por la localidad.

La huella de Lázaro Carreter en Magallón es muy profunda. Amado Aibar reconocía en las páginas de El PERIODICO DE ARAGON que Fernando era un niño muy serio, muy ordenado y formal, pero también muy simpático, aspectos que avalaba Isabel, prima, que reside en la localidad que siente el protagonismo de su familiar por las numerosas llamadas que está recibiendo.

Magallón recibía la visita de Lázaro Carreter en vacaciones y en las fiestas, cuando en su juventus estas jornadas eran propicias para las reuniones y las visitas a las bodegas. Ni los años ni la distancia lograron que el académico olvidase esas calles altas, ese municipio vigoroso y activo en la viticultura y por supuesto esos recuerdos de la niñez. Los recuerdos ahora serán aún más fuertes y su memoria queda aquí para siempre.