En estos momentos de final de curso, la carga burocrática que soportan los docentes y que ha ido incrementándose con cada una de las siete leyes educativas que ha soportado nuestro sistema educativo desde los años 70 es excesiva. Llama la atención la cadena de acciones, documentos y actas que el profesorado ha de cumplimentar. La burocracia es infinita y ocupa el tiempo que debería destinarse a la principal labor de los docentes

Esta situación ha aumentado con la aplicación de la LOMCE, que ha supuesto que el profesorado ocupe una gran parte de su tiempo rellenando fichas, marcando casillas, cumplimentando documentos estandarizados, recopilando datos del alumnado… Como consecuencia de ello, el profesorado tiene menos tiempo para la preparación de sus clases, para adaptar las programaciones didácticas al contexto, a la atención a la diversidad y al proceso de aprendizaje del alumnado, para hacer una evaluación continua real, o para la creación y desarrollo de nuevos proyectos.

La LOMCE ha hecho que la práctica docente se resienta y se hayan multiplicado las tareas en una rutina burocrática con exigencias y control cada vez mayores por parte de las Administraciones educativas. Los centros escolares y su profesorado perciben que esos datos no tienen una utilidad que repercuta en su alumnado ni en su práctica docente, y además no se sienten reconocidos.

Cualquier docente sabe perfectamente lo que supone la burocratización de su trabajo dentro y fuera del aula. Programaciones anuales y programaciones de unidades didácticas, proyectos y adaptaciones curriculares, informes estandarizados para cada alumno, informes del grupo-clase, planes de convivencia, actas y más actas de las reuniones de ciclo, de los encuentros con familias, memorias de evaluación, reuniones de orientación educativa, memoria fin de curso…

No en vano, la burocracia es considerada por un amplio porcentaje del profesorado como uno de los principales problemas en su trabajo; un aspecto que impide, por ejemplo, coordinarse adecuadamente con el resto del claustro cuando las necesidades pedagógicas lo requieren. Un problema, por otro lado, que aumenta la sobrecarga laboral, es percibido como un obstáculo por su falta de utilidad y alimenta la desmotivación.

Son un sinfín de documentos a cumplimentar por el profesorado durante todo el curso escolar. Además, las Administraciones educativas están delegando en los centros gestiones que les son propias, como es el caso de solicitudes de diversos tipos de becas y ayudas, documentaciones para matriculaciones…, sin contemplar personal para ello, lo que va incrementando la carga de trabajo.

La cotidianeidad ha hecho que el profesorado asuma que es una parte de la labor educativa, una cuestión sin solución, un asunto que confunde docentes con gestores, una oportunidad perdida, otra más, para transformar la ineficacia en calidad educativa. Simplificar para primar el aprendizaje, que es lo verdaderamente importante.

En este contexto creciente de burocratización, el malestar entre el profesorado es generalizado, por cuanto se está desprofesionalizando su labor. Se prima la burocracia frente a la pedagogía y el control de resultados frente a la autonomía pedagógica. Se está imponiendo una dinámica de recopilación de datos de todo tipo, sin una finalidad educativa concreta. La burocracia no garantiza el éxito, no asegura el cumplimiento de los objetivos; sin embrago sí demanda dedicación, hace que se resienta la práctica docente y resta libertad. Además propicia un alejamiento de las tareas que inciden directamente en el alumnado y en la formación.

A la vista de todo ello, el Sector de Enseñanza de FeSP-UGT Aragón reivindica una escuela menos burocratizada, con más tiempo para la docencia, la innovación e investigación. En este sentido, además de dotar a todos los centros del personal administrativo y de servicios suficiente para la realización de las tareas no docentes, FeSP-UGT reclama que se simplifiquen los documentos y las tareas de docentes y no docentes, que todos los centros dispongan de medios tecnológicos adecuados y que se mejore el funcionamiento de programas necesarios para la gestión de los centros como SIGAD y GIR.

Además, es necesario ofrecer formación pedagógica y de gestión en horario escolar, y contar con ratios más bajas, más plantillas y menos horas lectivas para una mejor atención individualizada del alumnado.

*Secretario de Enseñanza

de UGT Aragón