Desde que ya quedó claro que el curso 19/20 se daba por perdido a nivel educativo, hemos oído cada día diferentes ideas sobre cómo debería ser el curso que viene, que si 15 alumnos por aula, que si clases en el patio, que si semipresencial con grupos desdoblados, que si burbujas, que si mascarilla si o mascarilla no. Por un lado y dado que estas afirmaciones se las hemos escuchado a autoridades educativas (entre ellas la ministra). Habría que pedir que antes de hablar, se contara hasta tres. Por otro lado, hay que entender que la situación es muy difícil, ya que la escuela cumple dos funciones esenciales en nuestra sociedad. La primera es, por supuesto, la educación, y la segunda es la de aparcaniños (función necesaria para que pueda haber conciliación e igualdad). Naturalmente esta segunda función se basa en que una sola persona cuida de muchos niños, que por lo tanto deben estar juntos y evidentemente eso casa mal con conceptos como distancia de seguridad. A partir de aquí ¿qué hacemos? ¿Perdemos otro año? ¿Condenamos a las madres a abandonar sus empleos? ¿Los dejamos con los abuelos? Evidentemente ninguna solución es buena, sin embargo con pragmatismo y sentido común podemos prepararnos para la segunda ola. En primer lugar, la escuela abarca críos desde los 2 años hasta mayores de edad, y se deben aplicar soluciones diferentes para unos y otros. Para mayores (aquí incluyo chavales desde 10-12 años) habrá que optar por la educación a distancia, pero sin tontadas de regalar aprobados y con exámenes presenciales (uno por materia, por turnos, con mascarilla, gel, y con lo que haga falta) ya que si ya de por sí la enseñanza a distancia presenta grandes dificultades, si los alumnos no tienen necesidad de ganarse el aprobado, su incentivo para estudiar disminuye mucho y créanme, a distancia y sin voluntad, curso perdido. Para los pequeños: ratios más pequeñas, grupos separados, adaptar horarios, y quizá redistribución a centros donde haya espacio (por ejemplo los institutos, si los chavales están a distancia). Sí, ya sé que es muy raro y seguramente no legal, pero la feria de muestras tampoco fue pensada como hospital, ni las salas de fisioterapia como ucis. Ninguna solución para una emergencia es buena y todas tienen muchos problemas, pero podemos prepararnos (padres, profesores y alumnos) por si viene otra ola e intentar cumplir las dos funciones de la escuela o perder otro año.