Hace unas semanas pudimos ver sincrónicamente en los diarios una impactante foto de dos jugadoras de golf en un campo de Melilla, mañana soleada y verde inmaculado, a escasos metros de una decena de subsaharianos encaramados a la valla de separación de ambos mundos. Todos seres humanos. En otra página vimos instantáneas que reflejaban las imágenes de los países más afectados por el ébola en África, sin recursos materiales ni sanitarios, agonizando en soledad y abandono, sin ninguna mano humana ayudando, salvo la voluntad de unos misioneros y unos voluntarios de oenegé, mientras en el Occidente cristiano, desarrollamos protocolos de prevención y ensayos de nuevas moléculas, que están permitiendo disminuir la mortalidad y evitar contagios.

Es injusto socialmente este mundo, en el que los privilegios del lugar de nacimiento, son determinantes en esperanza de vida, educación, libertades y bienestar. Y donde la crisis del 2007 ha hecho aumentar las desigualdades entre países ricos y pobres como prolongación del expolio y crímenes perpetrados por el primer mundo durante la colonización y la recreación de nuevas formas de esclavitud.

Y cómo el décimo país del planeta, España, permite, viendo los informes de Cáritas, que la pobreza, la exclusión social, el hambre, la desigualdad implacable, la pobreza infantil, el paro, los hogares sin recursos, vayan aumentando casi exponencialmente, y donde ni las religiones, con su mandato de amor al prójimo y ayudar al menesteroso, poco hacen, aunque algo en la caridad, y los políticos son incapaces de limar las grandes diferencias sociales. Nos encontramos además en un escenario de corrupción y desencanto, con un riesgo claro de desmoronamiento del sistema democrático y de libertades vigente, donde coexisten, en cierta impunidad, personas válidas e integras (muchos) con auténticos representantes y constituyentes de "bandas de forajidos", o de gentuza para ser más claro.

Resulta por ello tonificante y ejemplo de lo que permite la otra cara de la condición humana. Servir a la humanidad e intentar mejorar con la inteligencia y capacidades, y la dedicación íntegra de tu tiempo, a crear y mejorar el conocimiento, con la investigación y los logros que redunden en una clara mejoría para la sociedad y los ciudadanos.

Viniendo a Aragón, la Universidad de Zaragoza, brillantemente dirigida por Manuel López, ha suscrito recientemente un acuerdo con Ricardo Oliván y el Sistema Aragonés de Salud y sus hospitales, en coordinación con la Facultad de Medicina y el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, para ordenar, dirigir y facilitar la investigación biosanitaria , de la que no puede más que esperarse resultados positivos a corto y medio plazo.

Estos días veíamos el hallazgo por el aragonés Carlos López Otín y su equipo, del gen que causa la miocardiopatía hipertrófica, causante de muchas muertes súbitas en jóvenes y deportistas. Es profesor de la Universidad de Oviedo y nació en Sabiñánigo. En nuestra facultad y sin poder mencionar a todos, los profesores de Microbiología, Oftalmología y Gastroenterología, están difundiendo en el mundo una posible vacuna para la TBC que salvaría miles de vidas en el tercer mundo, en el diagnóstico y tratamiento del glaucoma, uno de los mayores motivos de la ceguera, así como de ayudar al diagnóstico de patología neurológica, y al diagnóstico precoz del cáncer colo-rectal, respectivamente.

Los doctores Martín Montañés, Luis Pablo y Ángel Lanas dirigen sus equipos tras los magisterios iniciales de Gómez-Lus, Honrubia y Sainz Samitier en la creación de los mismos. Este mes que concluye, el doctor Manuel Sarasa, profesor de la Facultad de Veterinaria, y discípulo del doctor Salvador Climent, centrado en la Investigación en neurociencias desde hace décadas, fue recibido como académico de número en la Real Academia de Medicina de Zaragoza, con todos los honores y en una brillante sesión, donde explicó sus investigaciones, muy avanzadas, y ya con difusión en Europa y EEUU, sobre el posible origen de la enfermedad del alzheimer, y la creación de una vacuna que retrase y minimice su aparición. Dirige un equipo de 30 doctores e investigadores de muchos países, en nuestra ciudad, y con apoyo permanente de Irene San José. En esta misma patología recientemente la sociedad de familiares y enfermos de alzheimer otorgó una distinción al doctor Oliveros Cid por sus investigaciones.

Aunque el muestrario de lo que Cajal nos legó Tónicos para la voluntad. Consejos para el investigador es claro y vigente, y ejemplos estimulantes he relatado, no deseo olvidar al Departamento de Química e Instituto de Catálisis de la Facultad de Ciencias de reconocimiento universal, con el excepcional doctor Luis Oro al frente, en estos momentos, además, con un pseudópodo en Arabia Saudita para cambiar los procesos de refino del petróleo. Y como el ser humano tiene conciencia de la ética, la diferencia entre el bien y el mal, todos estos investigadores, y muchos más, seguro que al descansar por la noche, sentirán el bienestar de su labor y contribución a la mejora de las condiciones de vida de los seres humanos.Gracias a todos ellos.

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