Día muy propicio para dar un golpe encima de la mesa. La victoria ante el Málaga, un claro candidato al ascenso (18.00 horas, Movistar Partidazo), supondría un punto de inflexión y un chute de moral. La visita de los andaluces supone un reto de altura por muchos motivos y, si el Real Zaragoza es capaz de superarlo con tres puntos y mantiene la línea de buen juego, se permitirá soñar. Con los pies en el suelo, pero soñar.

El despertar con Víctor Fernández ante el Extremadura tuvo continuidad en Gijón con una victoria de prestigio, de dominio y de calidad. El Zaragoza fue superior y ha entrado en una dinámica de la que ni debe ni quiere salir. En su innata identidad se encuentra el gusto por el balón y el juego combinativo, algo que también está en el ADN del técnico. Víctor se ha propuesto sacar a su Zaragoza del pozo y demostrar, como él mismo dijo tras vencer en El Molinón, que en Segunda se puede jugar bien al fútbol. Los aragoneses buscan esa continuidad en juego y resultados.

Otro desafío, que parecía una quimera hace unas escasas semanas, es superar la infame puntuación de la primera vuelta del pasado curso. Es el espejo en el que mirarse. Un triunfo ante el Málaga permitiría sumar 25 puntos, uno más que con Natxo González en el banquillo. Sigue siendo una cifra paupérrima para las expectativas generadas al comienzo de la temporada, pero un buen punto de partida si se quiere repetir el gran esprint final de la pasada campaña.

Pero la entidad del rival también juega. Llega a La Romareda el Málaga, el equipo con más presupuesto de Segunda y un equipo diseñado para volver a Primera ya. Quiere acabar la primera vuelta con puntuación de ascenso directo y, aunque se ha desinflado, sigue siendo un equipo aguerrido, peligroso y con recursos. Además de que ganar a un favorito al ascenso sea un reto de altura, también el Zaragoza deberá lidiar con la altura de los jugadores del cuadro andaluz. Es el más poderoso en el juego aéreo, todo lo contrario que los aragoneses, que tienen problemas con el balón parado.

Por último, y no menos importante, el Zaragoza tiene el desafío de seguir enganchando a La Romareda y continuar haciéndose fuerte en casa en cuanto a resultados. Si la afición ve ímpetu y esperanza responde con un apoyo masivo. El desengaño se está transformando en confianza.

En el plano deportivo, las principales dudas están en el flanco derecho, siempre y cuando Víctor Fernández no quiera dar un golpe de efecto cambiando el sistema o algunas piezas que parecen imprescindibles. Vuelve a abrirse de opción de Alberto Benito, tal y como deslizó el técnico en la rueda de prensa previa al choque, ya que ahora sí que está para jugar 90 minutos.

Además, el preparador aragonés sigue pendiente de Guti. Ha terminado bien la semana y, si está al 100%, jugará. Ante la baja de Papu y la duda del canterano se abre la puerta para Soro, Diego Aguirre o Zapater, aunque en principio Víctor Fernández abogará por la continuidad.

El Málaga llega con numerosas bajas, siendo especialmente sensibles las de Ontiveros, Luis Hernández y el exzaragocista Juankar. Llega de un bofetón anímico tras la derrota 0-3 ante el Reus, con déficit ofensivo y ofreciendo dudas en cuanto a su juego. Pero aun así, está arriba. Todo un desafío para el Zaragoza.