Con el acceso a la tercera eliminatoria de la Copa del Rey ya ganado en Tarragona, la mirada del Real Zaragoza vuelve enseguida hacia los dos horizontes prioritarios del club al paso por la segunda semana de enero, la Liga, con el partido del martes en Las Palmas, y el mercado de invierno, con la cesión de André Pereira ya concretada, otra u otras operaciones de entrada todavía en fase de gestación y la puerta de salida abierta de par en par. Por ella ha desfilado ya Jorge Pombo con destino Cádiz, por ella saldrá también Papu con dirección a Santander, por ella Lasure se acerca a Tenerife y Bikoro emprenderá una nueva aventura en su carrera profesional.

El Real Zaragoza lleva un buen ritmo de operaciones en esta ventana de fichajes, fruto del deseo del club y del entrenador de contar con la plantilla definitiva con la mayor premura posible. Descartadas oficialmente las vías de financiación a través de aportaciones de capital o de patrocinadores, que oficiosamente lo estaban hace ya tiempo, la estrategia de la Sociedad Anónima ha quedado reducida a hacer hueco renunciando a futbolistas, a su juicio, prescindibles y con los que se liberará el dinero suficiente para que lleguen otros, a su juicio también, más importantes y con perfiles distintos y preferentes. Pereira, un delantero alto y de características diferentes a Luis Suárez, Puado y Linares. Y, al menos, un central con rango de titular.

El Real Zaragoza se sumergió en el mercado en una situación de necesidad a ojos de sus competidores, lo que indudablemente le podría haber generado complicaciones. Toda la Segunda División conocía que el club aragonés estaba obligado a colocar futbolistas para ganar espacio salarial y que su lugar lo ocuparan los refuerzos deseados. Sin embargo, la Sociedad Anónima ha salvado ese notable inconveniente haciendo del defecto virtud y demostrando habilidad y fuerza negociadora para convertir los problemas en soluciones. Así ha mandado a Pombo al Cádiz con una opción de compra obligatoria en caso de ascenso o enviará a Papu a Santander con una cláusula de penalización para el Racing por número de partidos. Y así está ultimando la salida de Lasure. La conclusión es simple: lo que le sobra al Real Zaragoza le sirve a otros, cuya necesidad ha sido todavía superior, incluso con condiciones duras en los acuerdos. Esto, que el club recupere esa cierta autoridad en el mercado, siempre es una buena noticia.