Y vuelta la burra al trigo. No hay manera de que Papu pueda coger una regularidad que le permita alcanzar su máximo nivel. Va dejando pinceladas siempre y cuando el físico se lo permite, pero en esta temporada está más sentado en la grada que sobre el césped por desgracia. No acaba de conseguir una regularidad que se antoja necesaria por sus características y su capacidad goleadora.

Tampoco podrá estar contra el Málaga, esta vez por unas molestias en la rodilla que le volverán a impedir ser de la partida ante los andaluces. Otro mazazo para el atacante, que sigue tratando de encontrar su rendimiento óptimo. De hecho, con la primera vuelta ya agonizando (y terminada para Papu), el georgiano o no ha jugado o lo ha hecho sin completar el partido entero.

Se ha perdido en total 14 de los 21 partidos de la presente campaña más el de Copa del Rey ante el Cádiz, y nunca ha estado en plenitud física. Se lesionó en la pretemporada, en la primera semana, y tuvo una rotura fibrilar en la parte posterior de su muslo derecho. Fue, junto a Zapater, la primera víctima del periodo estival.

No hizo apenas pretemporada, pero Imanol Idiakez le puso en el estreno liguero ante el Rayo Majadahonda diez minutos. Contra el Reus dobló el tiempo sobre el campo, pero se le notó que no estaba al 100%. El siguiente parón no fue por lesión, pero le impidió jugar con el Zaragoza. El motivo fue la llamada de la selección de Georgia, por lo que se perdió los duelos ante Las Palmas y Real Oviedo.

Fue suplente en Almería y contra el Lugo y, además, en tierras andaluzas tuvo un grosero error que propició la contra que supuso el 2-1 definitivo en favor de los almerienses. Solo unos días antes contra el Deportivo en la Copa del Rey pareció que Papu había vuelto a su mejor nivel. De hecho, logró un bonito tanto con la diestra desde fuera del área.

Tres meses fuera

En Albacete comenzó la cuesta hacia abajo. Lo que en un primer momento pareció una lesión de poca gravedad, un estiramiento en el ligamento de su tobillo fruto de un balonazo, acabó derivando en un edema óseo, una dolencia de difícil curación y que requiere de paciencia. Casi tres meses en el dique seco.

Volvió a lo grande contra el Extremadura, pero todavía no estaba para 90 minutos. A pesar de ello, salió a tope, como una moto, y resolvió el estreno de Víctor Fernández con un gol marca de la casa que se coló por la escuadra. Apuntaba a titular ante el Sporting, aunque volvió a ser suplente, y su oportunidad parecía que iba a llegar hoy ante el Málaga, pero otras inoportunas molestias le apartan en un partido en el que estababa llamado a ser determinante.

A Víctor Fernández le encanta, y así lo ha transmitido públicamente, y es un jugador diferente y diferencial en el Real Zaragoza. El equipo aragonés le necesita en el segundo tramo de la temporada. A tiempo está de reenganchars, tal y como hizo en la pasada campaña.