Las más de tres décadas de Avelino Chaves en el área deportiva del Zaragoza tuvieron muchos protagonistas, pero quizá el más especial de todos fue Víctor Fernández, con quien formó un gran tándem al llegar el entrenador zaragozano al primer equipo en 1991 y estar Avelino como parte de su cuerpo técnico, haciendo también las funciones de delegado. «Estoy desencajado por el golpe. Lo esperas, porque sabes cómo estaba de salud, pero te niegas a aceptarlo hasta que llega el mazazo», aseguraba este mediodía nada más conocer la noticia el técnico de la histórica Recopa que ambos, que aquel mítico equipo y que los zaragocistas levantaron en París.

«Era un gallego sabio que ha dejado un extraordinario legado en el Zaragoza, como jugador primero, porque también fue un extremo de una gran velocidad y calidad, pero sobre todo como secretario técnico», comenzó diciendo el entrenador que más veces ha dirigido al Zaragoza en toda su historia, con más de 400 encuentros desde el banquillo, en tres etapas diferentes, la última de ellas acabada el pasado verano. Pero sus primeros pasos los dio con Avelino, cogido de su mano. «Para mí es un maestro por su forma de ver el fútbol, su intuición y su gusto futbolístico. Hizo una labor extraordinaria en casi tres décadas, un trabajo enorme que supuso que el zaragocismo pudiera disfrutar de grandes equipos y que ayudó también después a la economía del club con los traspasos que se hicieron», aseveró Víctor.

Pero el recuerdo es mucho más emotivo en el lado personal, por la estrecha relación que les unió y por ese trabajo codo con codo desde marzo del 1991. «Para mí significó muchísimo, fue como un padre, me aceptó al llegar yo al primer equipo y lo tuve como hombre de confianza, me dio seguridad y siempre estuvo a mi lado», resumió Víctor, que solo tenía 30 años cuando cogió el Zaragoza.

«Es que siempre lo veías muy sereno, tranquilo y muy transparente, me dio consejos extraordinarios para desenvolverme en el fútbol y los mejores momentos de mi carrera los viví con él a mi lado. Espero no haberle defraudado nunca con mi manera de ver el fútbol porque significó mucho para mí», añadió el técnico, que conocía el empeoramiento del estado de salud de Avelino en las últimas semanas.

Una figura especial en el club

Una figura especial en el club«Creo que hicimos un tándem perfecto, sin fisuras, en aquellos años y le debo mucho, no me cansaré de repetirlo», sentenció el entrenador sobre una figura que es mítica ya en el Zaragoza por todo lo que hizo como jugador y después en sus diferentes funciones en la entidad. «Seguro que desde el cielo, porque no puede estar en otro sitio por su enorme bondad, seguirá haciendo gala de su zaragocismo y siguiendo el día a día del equipo. Ha sido una figura muy especial para este club», concluyó el preparador nacido en el barrio Oliver.