La población española siguió creciendo en el último año, en gran medida gracias al efecto de la inmigración, pero España registró la tercera tasa de natalidad más baja de la Unión Europea con 8,4 nacimientos por cada 1.000 habitantes, la misma cifra que Portugal y tan solo por detrás de Italia (7,6) y Grecia (8,2), según datos de la oficina estadística europea, Eurostat. Por el contrario, Irlanda registró la mayor tasa de natalidad de la UE con 12,9 nacimientos por cada 1.000 habitantes, seguida de Suecia (11,5), Reino Unido (11,5) y Francia (11,4), mientras que la media comunitaria en 2017 se situó en el 9,9.

Así, en el conjunto del bloque comunitario se registraron 5,1 millones de nacimientos -90.000 menos que el año anterior-, una cifra ligeramente inferior al número de fallecimientos, que se situó en 5,3 millones de muertes, 134.200 menos que en 2016.

No obstante, España fue, junto a Francia, el sexto país de la Unión Europea con menor número de muertes por habitante, con 9 fallecidos por cada 1.000 habitantes. Irlanda encabeza el ránking de la mortalidad con una tasa de 6,3, seguida de Chipre (7), Luxemburgo (7,1), Malta (7,6) y Países Bajos (8,8).

Las tasas de fallecimientos más elevadas se registraron en Bulgaria (15,5 muertes por cada 1.000 habitantes), Letonia (14,8), Lituania (14,2), Hungría (13,5), Rumanía (13,3) y Croacia (12,9).