El ministro de Economía Luís de Guindos afirmaba en una reciente entrevista con EL PERIÓDICO que el cuarto trimestre del 2013 estaba yendo mejor "en crecimiento y empleo que el tercero". Sin caer en el optimismo del presidente del Santander, Emilio Botín, quien en octubre del 2013 se mostraba convencido de que "España vive un momento fantástico, le está llegando dinero para todo", De Guindos sostenía que 2014 será el de la recuperación.

El cuadro macroeconómico contempla que el PIB crecerá este año el 0,7% gracias sobre todo a una mejora del consumo privado de las familias (0,2%). Las exportaciones mantendrán su vigor con una expansión del 5%, lo que permitirá mantener un superávit exterior histórico, que alcanzará este ejercicio el 3,4%. Esto significa que las empresas se seguirán buscando la vida en los mercados internacionales, lo cual es positivo, pero tiene consecuencias en el empleo. Así, la creación de nuevos puestos de trabajo será muy débil y la tasa de paro se mantendrá muy elevada.

Aunque el Ejecutivo se esfuerza en decir que la realidad puede desbordar las previsiones, lo cierto es que el cuadro macroeconómico apunta a que la tasa de desempleo pasará del 26,6% del 2013 al 25,9% del 2014. Y las personas que trabajan lo hacen en condiciones peores, con una bajada consolidada de los salarios en los últimos cinco años. Esto se traduce, por ejemplo, en que el Gobierno ha vuelto a congelar el salario mínimo interprofesional en 645,30 euros al mes, en 14 pagas. Es decir: los españoles que trabajen jornada completa deberán, al menos, cobrar 9.034,2 euros brutos al año.

Los recortes y la devaluación interna en términos salariales, junto el paro, han provocado que el 22% de los ciudadanos españoles estén amenazados de pobreza, frente al 17% de media de la UE, según un informe elaborado por Eurostat con datos de 2012.

Mientras, el Gobierno se ha comprometido a que en este año no va a subir impuestos, pero mantendrá las subidas del IRPF y del IVA, a la vez que revalorizará las pensiones un 0,25% gracias a la reforma aprobada en la que se desvinculan las subidas de la marcha del IPC. Así, la inflación dejará de ser un referente para casi todo, a no servir de guía para casi nada. La mayoría de los convenios han aplicado descuelgues que les permiten mantener congelados los sueldos.

Hacienda prevé que los ingresos tributarios suban el 1,1%, hasta los 179.750 millones, más de lo que crecerá este año el PIB (0,7%). El gran motor de este despegue será el impuesto de sociedades que pagan las empresas, que subirá un 17,4%.

El 2014 empieza con muchas incógnitas. La deuda de España va camino de superar el 100%, y la deuda de las familias, muchas de ellas con todos sus miembros en paro o con salarios precarios, puede suponer una nueva amenaza para el sector financiero. El crédito no fluye con normalidad, la prima de riesgo depende aún de griegos, portugueses, chipriotas y del avance de la unión bancaria europea. Los riesgos son elevados y hace falta más estímulo y menos austeridad.