Las relaciones entre Endesa y el Ayuntamiento de Andorra no pasan por su mejor momento en plena cuenta atrás para el cierre definitivo de la térmica. El alcalde de la villa minera, el socialista Antonio Amador, se muestra crítico por la manera en cómo la eléctrica está gestionando el proceso de clausura de la central y lamenta la falta de un mayor compromiso social de la empresa con el futuro de esta zona. «El proyecto fotovoltaico que ofrece está muy bien y es interesante, pero no es suficiente», subraya Amador.

El primer edil salió «decepcionado» y «molesto» de la reunión que mantuvo el pasado jueves en Madrid con representantes de Endesa. Entre otras razones porque no asistió el consejero delegado del grupo, José Bogás, a pesar de que así lo había solicitado el consistorio andorrano hasta en dos ocasiones desde que Amador accedió a la alcaldía. «Queríamos aclarar temas como el calendario para el cese de la actividad de la central, las recolecciones de los trabajadores en plantilla o el compromiso con el personal de las subcontratas, ahora que se acerca la fecha final del cierre y el tiempo apremia», apunta el alcalde. En su opinión, ninguna de estas cuestiones fue aclarada.

En el encuentro participaron, por parte de la empresa, el delegado territorial en Aragón, Ignacio Montaner, el director general de Relaciones Institucionales y Regulación, José Casas, y la directora General de Sostenibilidad, Trayectoria Profesional y Ocupación, María Malaxechevarría. Esta delegación era prácticamente la misma con la que el alcalde se había reunido en julio en Andorra. «Agradecemos el trato y la disposición de Montaner, pero lo lógico es que ahora nos hubiera atendido Bogás», asevera.

COMPROMISO ESCASO

Amador teme que la compañía no cumpla el compromiso -adquirido con el comité de la central- de recolocar a su plantilla en zonas próximas a Andorra, algo que, a su juicio, no se está cumpliendo: «Están ofreciendo puestos en Melilla o Galicia», asegura.

La gota que ha colmado el vaso en esta falta de sintonía y colaboración es que Endesa «está utilizando su proyecto fotovoltaico como arma de presión» para que se le conceda la explotación de los 1.050 megavatios de capacidad de evacuación que tiene la térmica una vez que esta cierre. «Esperamos que la empresa recapacite y ofrezca algún proyecto de más envergadura porque tiene capacidad económica para ello», concluye el alcalde.