El automóvil que desde hace 35 años conduce la riqueza por los 17 municipios de la comarca zaragozana de la Ribera Alta del Ebro amenaza con moderar su velocidad. Esta metáfora podría explicar la situación que vive la planta de Opel en Figueruelas, un motor vital de la economía de la zona, cuya potencia amenaza con reducirse a la mitad.

La advertencia del grupo PSA, a través de la dirección de Opel, de trasladar a otra planta el proyecto del nuevo modelo Corsa se recibió en los ayuntamientos de la comarca como un jarro de agua fría. Más cuando casi el 60% de su población total (casi 27.000 habitantes) está vinculado a la industria manufacturera frente el 18% de la población total aragonesa que se dedica a este sector. Una comparación que evidencia la dependencia de la Ribera Alta al sector del automóvil.

Sin embargo, entre la incertidumbre y preocupación de los vecinos se atisba un hilo de esperanza. Felipe Ejido, presidente de la comarca de la Ribera Alta y alcalde de Pedrola, recuerda los 34 años que trabajó en Figueruelas: «Los trabajadores hemos hecho muchos sacrificios pero siempre hemos tenido una buena relación con la empresa». «Me duele que 35 años de paz social se puedan romper», reconoce.

Como momento más duro destaca la puja, en el 2006, de Figueruelas con la polaca Gliwice para apoderarse de la fabricación de la segunda generación del Meriva, que finalmente consiguió la planta zaragozana. «Se produjo una contención salarial y desde entonces ha habido subidas mínimas, pero había un plan que aseguraba el futuro de la planta», afirma.

Sin la línea del Corsa, Figueruelas «no se sustenta», considera Ejido, que además destaca que este modelo «es el alma de la comarca». En este sentido, estima que en Pedrola «cerca de 400 familias tienen algún miembro que trabaje en Opel o en empresas auxiliares», lo que supone cerca de un 80% de la población.

En el polígono de la localidad se ubican 50 empresas auxiliares, que según el alcalde de Pedrola «están pendientes» de las negociaciones de los sindicatos con Opel «para acometer inversiones». «Había altas expectativas de negocio con el nuevo Corsa», añade.

El alcalde de Alagón, José María Becerril, valora decisiva la mediación del Gobierno de Aragón en el conflicto. Pero también hace autocrítica. «No se puede vivir sujeto a un solo factor económico», dice haciendo alusión a la dependencia de la comarca al sector de la automoción. «Es necesario buscar alternativas», afirma.

«El 80% de Figueruelas» depende de Opel, estima su alcalde, Luis Bertol. No obstante se muestra optimista respecto al rumbo de las negociaciones, ya que «hay mimbres y motivos suficientes para alcanzar un punto de encuentro». No como sucedió en el 2009, rememora, cuando vio a la planta «pender de un hilo» por la posible compra de Magna.

En Pinseque «unas 80 familias viven de la planta» zaragozana, estima su alcalde, José Ignacio Andrés, que pone en «manos de los sindicatos» la responsabilidad de que «la negociación llegue a buen puerto». Hoy sabremos si el motor de la comarca sigue rugiendo a su máxima potencia.