La historia del patrón de Zaragoza en un día muy especial donde recorremos la figura de San Valero y aquellos lugares más significativos como la Catedral de la Seo, el Palacio arzobispal, el ayuntamiento, la Basílica del Pilar y la Plaza de San Juan de los Panetes. Un paseo por el tiempo desde época romana hasta la tradición actual del roscón.

San Valero (siglo IV) fue obispo de Zaragoza, participó en el concilio de Elbira (Granada), hacia el año 306, tuvo como diácono a San Vicente Mártir. Cautivo en Valencia durante la persecución de Diocleciano, al parecer salvó la vida y quizá fue desterrado a una zona indeterminada del Pirineo aragonés. En 1050 se trasladaron a Roda de Isábena unos restos que se consideraban suyos y, a partir de 1118, después de la entrada en Zaragoza de las tropas cristianas de Alfonso I el Batallador, dichos restos fueron trasladados a Zaragoza en sucesivos envíos a lo largo de varias décadas.

Venerado desde entonces por los zaragozanos, es el patrono de la ciudad.

¿Por qué rosconero?

Este dulce tradicionalmente se ha asociado a las festividades y que en época romana, en las Saturnales, se escondía un haba por la casa y el esclavo que la encontraba tenía libertad hasta la primavera.

Según la Asociación Provincial de Empresarios de Confitería y Pastelería de Zaragoza, que reúne a unos 60 establecimientos, por San Valero los aragoneses acostumbran a consumir más de 150.000 roscones para endulzar la sobremesa.