Esta semana escribo viendo el frío de la plaza San Pedro Nolasco, a través de la ventana de Moonlight, y sentado en una de sus gratamente confortables sillas. Con un Balvenie 12 con hielo en la mano y de fondo suena Erykah Badu, calma.

Acabamos de volver de Madrid y he tenido tiempo para pensar, sobre todo en el mismo tiempo del que he disfrutado. En el menú que organizamos el pasado martes en Lovo Bar hablamos y reflexionamos sobre el tiempo, literalmente tocamos un minuto en estado físico con la ayuda de los poetas Miguel Ponce de León y Beeman Riu y “obligamos” a los comensales a tomarse un minuto de paz, relajación y diálogo.

Sin duda fue un buen inicio para todo lo que vino después. Y eso es lo que estoy haciendo ahora yo, tomarme un minuto, junto con ustedes, para admirar las temperaturas y los andares de las personas que caminan por la plaza.

Claramente, ustedes no pueden verlo, pero les invito a que levanten la mirada de estas líneas y observen, todo lo que verán son vidas, que son mundos en sí mismas. Cada persona que vean tiene una vida única, una visión única y unas ilusiones únicas, y aunque todos corremos de un lado a otro en el mismo planeta, realmente vivimos en mundos diferentes.

Por ello es bueno parar, para respirar, pensar, observar… y posteriormente seguir caminando, habiendo observado a otros, y entendiendo que debemos aprender a comunicarnos constantemente con personas que no habitan nuestro planeta, que en la mayoría de ocasiones tendremos que hablar con 'extraterrestres' que no entenderán ni nuestras motivaciones ni pasiones, pero no es que estemos equivocados, es solo que hablamos idiomas diferentes, o quizás que los extraterrestres seamos nosotros.

Esta semana no habrá cóctel, habrá otro tipo de mezcla, y es la del whisky, en un vaso extremadamente fino, con o sin hielo, elijan ustedes la textura en boca, tómenselo en un lugar que consideren bonito, una buena cantidad de comodidad y buena y tranquila música, a poder ser que no sea en MP3, esta última recomendación retumba en mi cabeza tras una conversación con mi amigo Gonzalo Lasheras, al cual admiro y escucho con los oídos bien abiertos, pues pocos saben lo que él sobre placer auditivo.

Y de esto trata el 'cóctel' de esta semana, de darle importancia a cada uno de nuestros sentidos. Darnos valor a nosotros mismos, y darnos el gusto de parar por el puro placer de disfrutar.

Como dijo Javier Ibarra, "Tenemos vista, oído, gusto, olfato, tacto y poca prisa". Y esa es la clave, la poca prisa, para poder sentir de verdad todo lo que vivimos y bebemos, y en este caso whisky con hielo.

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Por mi parte ya les he contado que he empezado con Blavenie 12 con hielo, y ha sido perfecto, suelo empezar con un primer whisky con hielo al cual se lo retiro pasados unos minutos, pero ahora que voy a pasar a un segundo whisky será sin hielo, y para un día de celebración como es el de hoy elijo Lagavulin 16, no existe el error en esta selección, es sin duda el whisky que considero no puede faltar en ninguna casa, solo para beber en ocasiones especiales y con personas especiales, de esos que hablan tu mismo idioma.

Creo que pocos cócteles podré recomendarles mejor que el de esta semana.