Los ocho kilómetros que separan la localidad de Ráfales de la N-232 quedan justificados por la visita al Molí de l´Hereu, un rehabilitado molino aceitero. Fue construido en 1796 y aprovechaba la fuerza humana y de las caballerías para extraer el zumo de la oliva. Estuvo en funcionamiento hasta 1957. El ayuntamiento compró la propiedad y abrió en 1996 este hotel rural con encanto y con una fachada azul calatrava, con grandes arcadas ojivales de piedra arenisca. Agustín Cáceres y Pilar Lorenzo cumplirán cinco años como directores del proyecto y la cosa va para largo.

El Molí es un lugar ideal para tomarse un respiro cualquier día del año. 12 habitaciones magníficamente instaladas y decoradas invitan al relax. Muy confortables, constituyen el preámbulo para el restaurante biblioteca, donde degustar la gastronomía con productos típicos de la zona y punto de partida para las bonitas excursiones en la naturaleza y a poblaciones de gran sabor arquitectónico medieval.

Aquí se ofrece atención personalizada, con unos servicios de calidad y un entorno natural de zona rural, con rutas y senderos de montaña, cuevas naturales, fuentes y barrancos, con posibilidades de hacer travesías a caballo, escalada, actividades náuticas en el Pantano de Pena, recorridos en bicis de montaña y 'war games'.

Los platos elaborados por Roberto tienen gran fuerza y solidez y la utilización de los productos cercanos mezclados con los que vienen de cualquier sitio está equilibrada y tiene sentido. El servicio es muy esmerado y amable.