Aragón reúne un sinfín de lugares mágicos para perderse durante semanas, y más en esta ola de calor extrema que asola Zaragoza, con temperaturas hostiles que superan los 40 grados. Sin embargo, la rueda de la rutina suele complicar las cosas, y si a la falta de tiempo por el trabajo se le suma el desorbitado precio de los carburantes, las posibilidades de hacer una buena escapada se ven mermadas.

Para quienes buscan una alternativa a la piscina pero no disponen más que de uno o dos días libres, proponemos cinco pueblos con encanto cerca de la capital aragonesa que, sin lugar a dudas, merece la pena visitar. Para simplificar la cuestión de la distancia, tomaremos como referencia la plaza del Pilar.

Moros

En la comarca de Calatayud, a 111 kilómetros de la capital por la A-2, el pueblo de Moros ofrece una de las mejores panorámicas de la provincia de Zaragoza. Llama la atención nada más a la llegada, con un casco urbano de origen medieval que se despliega a lo largo de la ladera sureste de una montaña. Las casas, construidas en terrazas, van trazando calles en diferentes niveles que bien merecen un paseo. De obligada visita es la iglesia de Santa Eulalia, edificio barroco de finales del  s. XVII con vestigios mudéjares, y el mirador del peirón de San Blas, con fantásticas vistas al pueblo viejo.

Illueca

Aunque muchos conocen este pueblo de la Comarca del Aranda por sus almacenes de calzado, quizá convendría levantar la vista y admirar el impresionante castillo palacio del Papa Luna, nombre por el que es mejor conocido el Papa Benedicto XIII, quien nació precisamente en este edificio. Situado en lo alto de Illueca en él se puede encontrar una combinación de diferentes estilos arquitectónicos, como el mudéjar. Del palacio se recomienda visitar sobre todo la Sala Dorada, la alcoba privada de Don Pedro de Luna y la iglesia de San Juan Bautista. El municipio se encuentra a 89,6 km por la A-2.

Castillo palacio del Papa Luna en Illueca. Turismo de Aragón

Pastriz

A solo 17,6 kilómetros por la N-II se encuentra Pastriz, municipio de la Comarca Central que alberga los fantásticos galachos de La Alfranca, uno de los ecosistemas ribereños mejor conservados de la comunidad, que a su vez forman parte de la Reserva Natural de los Sotos y Galachos del Ebro. Si al encuentro con la naturaleza se le quiere sumar un poco de historia, el municipio cuenta con el monumental palacio del Barón de la Guía Real, una construcción que recoge diferentes épocas y estilos en un conjunto cuyo origen data del siglo XV.

Palacio del Barón de la Guía Real. Ayuntamiento de Pastriz

Torres de Berrellén

En la comarca de Ribera Alta del Ebro, a 22,7 km por la A-68, desembarcamos en Torres de Berrellén. El nombre del municipio proviene de un conjunto de casas de campo —llamadas 'torres' en Aragón— que los vecinos de El Castellar (yacimiento arqueológico declarado Bien de Interés Cultural) erigieron con fines agrícolas en la margen derecha del Ebro durante el siglo XII. En la escapada a Torres de Berrellén no puede faltar la torre neomudéjar de la iglesia de San Andrés Apóstol (acaso una de las más bonitas de Aragón) o las fantásticas vistas, a orillas del río, de los montes de El Castellar.

Villanueva de Huerva

Para cerrar la lista, y a tan solo 47, 1 kilómetros de Zaragoza, Villanueva de Huerva. Situada en la ribera del Huerva, esta localidad posee numerosos recursos naturales y patrimoniales, como la iglesia renacentista de Nuestra Señora de los Ángeles, del siglo XVI. Además de pasear por las silenciosas calles del pueblo, un rincón con mucho encanto es el pinar autóctono con foces y meandros que se ubica junto al río Huerva, o las aguas medicinales de la Fuente del Baño. Y si se viaja con niños, aunque seguro que también distrae mucho a los adultos, es imprescindible visitar el Centro de Interpretación de los Dinosaurios, que ofrece diversas actividades y rutas guiadas para conocer la riqueza paleontológica del entorno.