Huir de la ola de calor y las altas temperaturas. Ese es el objetivo de muchos aragoneses tras estar viviendo un inicio de julio histórico con los termómetros rozando los 44 grados. Para combatir el calor, la opción de refrescarse en piscinas o parajes naturales suma adeptos al inicio del verano.

La geografía aragonesa es más que conocida por lugares mágicos donde el agua ha ido dejando su firma con el paso de los años. Las tres provincias de Aragón cuentan con un sinfín de parajes con encanto y que en verano aumentan la afluencia de personas. Los ibones del Pirineo aragonés o los distintos ríos son algunos de los ejemplos de cómo el agua nos ha dejado paisajes propios de otra galaxia. En la provincia turolense, encontramos pozas, cascadas o lagos de agua que empiezan a cobrar protagonismo en los meses de verano debido a las altas temperaturas.

El salto de La Portellada

La Comarca del Matarraña, también conocida como la Toscana aragonesa, aguarda un sinfín de parajes donde el agua es la principal protagonista. La Guía Repsol ha querido destacar algunos lugares de esta comarca donde el agua nos ha dejado paisajes de ensueño.

Una de las mejores zonas de baño de la zona se encuentra en el curso del río Tastavins. Este río transcurre por varios municipios de la comarca, pero su mayor esplendor lo recoge cuando llega al municipio de La Portellada. Este salto de unos 20 metros de altura se encuentra a unos dos kilómetros del municipio, si deseas acudir hasta allí andando tardarás una media hora por una pista forestal.

Una vez allí, a simple vista no encontraremos ninguna zona de baño. Tendremos que bajar nuestra vista para contemplar la imponente cascada y su poza. A la hora de ver la poza desde arriba, tendréis que tener mucho cuidado si vais con niños. Desde lo alto también podréis contemplar las ruinas de un viejo molino del que solo quedan las paredes.

La poza del Molino

En la provincia de Huesca, concretamente en el municipio de Torla, se encuentra la poza del Molino. Rodeada de paredes de roca y una abundante vegetación, este enclave único en la zona está caracterizado por sus aguas cristalinas típicas de cualquier playa ibicenca. El caudal salvaje del río Ara se toma un respiro en este punto, aunque no viene mal estar atento a la meteorología diaria.

Una vez llegados al pueblo, tenemos que dirigirnos al Puente de la Glera e ir dirección Puente de los Navarros. Sí seguimos el camino correcto, el río Ara se quedará a nuestra izquierda y cuando llegues al final del trayecto podrás contemplar una explanada donde encontrarás la poza del Molino.

De poza en poza en Las Pesqueras

Desde el municipio de Beceite parte la ruta fluvial de Las Pesqueras. A lo largo de este recorrido, podemos encontrar un conjunto de 15 pozas ubicadas en una reserva natural de unos 7 kilómetros. Estas se encuentran encajadas en un espectacular paisaje bajo la atenta mirada del macizo de Peña Galera. En su relieve, se levantan unas murallas verticales de roca negra que proyectan el calor sobre el valle. Esta característica de la roca provoca que la temperatura del agua sea hasta cinco grados superior a la del Matarraña o el Tastavins.

Pozo Pígalo

En la provincia de Zaragoza, la poza más conocido es el Pozo Pígalo en Luesia. Este lugar encantador se encuentra rodeado de enormes paredes de roca por las cuales los bañistas pueden trepar para lanzarse al agua. Eso sí, de tener cuidado por la altura desde algunos de sus puntos. Justo al lado de la poza hay una zona de pinar con bancos y mesas habilitadas como zona de merendero. Si todavía no has elegido tu destino de vacaciones y te apetece pasar unos días en contacto con la naturaleza, a pocos metros del pozo se encuentra el Camping de Pígalo. Además, desde el Pozo Pígalo parten varias rutas de senderismo que remontan el río Arba de Luesia, algunas de las cuales llevan hasta otras pozas mucho menos concurridas, como la Poza de Santa Ana.