Después de un verano lleno de citas anteriores, Cuatro estrenó a principios de septiembre la nueva temporada de First Dates. Las parejas siguen acudiendo al restaurante más famoso de la televisión española en busca del amor dejando imágenes y anécdotas para el recuerdo. Y es que nada sorprende en el programa presentado por Carlos Sobera.

Desde que se estrenó en abril de 2016, son miles las parejas que han tenido citas en el restaurante más famoso de la pequeña pantalla. Desde entonces, han salido decenas de parejas consolidadas, incluso matrimonios y concepciones. Hay amor y en ocasiones empieza frente a una cámara, que no todo va a ser Tinder y sus trucos para ligar.

Una propuesta un tanto arriesgada

No dejó indiferente a nadie Miriam en su paso por First Dates. Esta soltera de Barcelona, que se define como una "choni con estudios", quería conocer a un "cani con estudios". Tiene claro que este es el prototipo de chicos que le gustan pero hasta ahora solamente había dado con canis que "no suelen ser buenos chicos". Le emparejaron con Álex, también procedente de la ciudad condal, un soltero que destaca por su labia.

Al principio chocaron. Para Miriam su cita parecía muy mayor a pesar de que tenía 23 años mientras que Álex quedó decepcionado porque buscaba a una chica de gimnasio. Afortunadamente se dieron una oportunidad y la cena fue muy a mejor: ambos percibieron al otro como una persona con aspiraciones en la vida. También congeniaron cuando ella confesó que es bisexual, aunque le gustan más los chicos, y él dijo que no ha tenido relaciones con hombres pero no se cierra a nada.

Todo iba bien hasta que la soltera se dio cuenta de que no tenía el bolso y, por tanto, tampocp dinero para pagar la cuenta. Aunque no le gusta que le inviten se vio obligada a pedírselo a Álex. Sin embargo él iba un poco tieso de dinero y apenas tenía 20 euros, insuficiente para hacerse cargo de los dos menús.

Ante este inconveniente Miriam tuvo una mala idea: hacer un 'simpa'. Un delito leve de estafa que habría sido grabado por las cámaras del programa y le podría haber acarreado una multa de uno a tres meses. Por suerte recapacitó y pidió a Laura Boado que le trajera su bolso, que se había quedado en el guardarropas del restaurante. Tras la cita ambos se emplazaron a seguir conociéndose en Barcelona. Final feliz.