Tres años y medio es el tiempo del que disponen los gestores de la Expo 2008 de Zaragoza para llevar a cabo las obras necesarias y los acondicionamientos pertinentes. Cuarenta meses. No es mucho. Tendrán que espabilar. El alcalde Belloch dijo en París tras la nominación zaragozana que se había conseguido lo difícil pero que restaba por hacer lo importante. ¿Y qué es lo importante? Pues que se llegue a tiempo y en óptimas condiciones al día D. Y que la transparencia de las adjudicaciones laborales y demás parafernalia sea plena. Luz y taquígrafos. También es importante tomar buena nota de aquellos que, en ocasiones previas, llevaron a cabo eventos similares con resultados positivos. En este sentido, por ejemplo, en la Olimpiada de Barcelona la cosecha posterior a la celebración fue más satisfactoria que en la Expo de Sevilla. Y no será menos importante que existan los necesarios consensos políticos e institucionales, así como de la propia ciudadanía. Sin partidismos. Simbiosis total. Y todo para conseguir una Zaragoza más culta y creativa. Y con mayor proyección e infraestructuras. Y menos centralista: Aragón existe. Y el Ebro, siempre el Ebro.

*Doctor en Medicina y radiólogo