El debate sobre la circulación ciclista por las calles de Zaragoza lleva ya demasiado tiempo en ebullición. Es razonable que unas medidas que afectan a la movilidad de muchos ciudadanos y cuyas directrices municipales pueden provocar el conflicto entre unos y otros sean pensadas con sosiego, pero habrá que llegar a un acuerdo definitivo y cerrar de una vez el asunto. Definir por dónde pueden circular o no los ciclistas y señalizar en consecuencia. Luego es cuestión de cumplimiento, como en cualquier código. Pero no se puede estar reabriendo el tema continuamente sin saber a qué atenerse.