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Políticamente incorrecta

Lola Ester

Al final de la escapada

En esta mítica película, Godard narra una vida vivida al límite, una permanente huida hacia adelante que acaba rematadamente mal. No hay ningún paralelismo entre los protagonistas con Sánchez e Iglesias, pero el abrazo del martes se podría reseñar con una de las más famosas frases del prota: «Entre el dolor y la nada yo elegiría la nada». Y es que el acuerdo puede ser nada, ya que la matemática parlamentaria solo sale con inadmisibles condiciones. Al tiempo que repartían el decálogo en el que UP se compromete a garantizar la convivencia en Cataluña siempre dentro del marco de la Constitución, los Comunes se abstenían ante el nuevo desafío sobre la autodeterminación lanzado por el Parlament al Constitucional, recurriendo a trampas horarias para pillar a los jueces fuera de juego. A trancas y barrancas salen las cuentas con los votos del PNV, pero los nacionalistas vascos, que van de «responsables» y «constructivos», han exigido una solución a los «problemas de encaje territorial de la nación vasca y catalana en el Estado». Ya estamos, les deben parecer pocas las 33 transferencias que acordaron con el Gobierno a primeros de año y han decidido estirar más la cuerda. Para ERC, el encaje territorial que impone el PNV se empieza a tejer en una mesa de negociación política entre iguales, es decir, que para investirlo presidente, Sánchez se tiene que comprometer a discutir de todo con las instituciones catalanas, también del referéndum de autodeterminación, según ha anunciado el coordinador general del partido independentista. En el preacuerdo de Gobierno, PSOE y UP asumen el compromiso en defensa de la libertad, y parodiando a la protagonista de la película, no sé si estoy triste porque no soy libre o si no soy libre porque estoy triste.

*Periodista

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