Somos como nos ven los demás porque nunca vemos cómo somos. Nuestra identidad es individualmente social ya que se construye de dos formas. Enriqueciendo nuestros genes con la experiencia del aprendizaje o potenciando nuestra herencia con la estimulación adquirida. La personalidad no se siente, aunque su expresión, a través de comportamientos, la sufran o disfruten quienes nos rodean.

Una de las claves del equilibrio emocional es la capacidad de ajustar nuestra personalidad a las demandas del medio. No debemos plegarnos siempre, para contentar a nuestro entorno, ni tenemos la obligación de enfrentarnos, habitualmente, a todas y cada una de las amenazas que nos circundan. Decimos que vamos de culo, o de lado, cuando no controlamos la situación en la que estamos. Tenemos que respondernos si podemos, debemos o queremos hacerlo. Diferenciar estas tres opciones es fundamental para afrontar las respuestas sucesivas. Por eso la solución a tantos problemas está en un análisis detenido de las preguntas, antes de pasar a posibles desenlaces.

La alternativa ante lo inevitable, que no está en nuestra mano, consiste en ofrecer la menor resistencia posible para que no nos debilite a la hora de buscar otras opciones. Tanto en lo físico, como en lo psicológico, ponernos de perfil puede ser toda una estrategia de personalidad. Ante el cierzo de los demás, podemos acumular pedruscos en nuestra mochila para resistir, o bien, ladearnos para dejar pasar la vorágine que intenta desequilibrarnos. Este es un arte que, ejercitado de forma consciente, requiere de mucha personalidad, no de su renuncia. Si sabemos regular este monomando de la psicología individual, tanto en la cantidad de fluido comportamental, como en su temperatura de volumen de respuesta, fortaleceremos nuestra estructura personal. A menudo, basta dejar correr con normalidad los líquidos de la propia conducta.

En otras ocasiones, algún refuerzo y apoyo social pueden limpiar una obturación normal de nuestros circuitos. Si el problema es más grave, la psicología, con los profesionales adecuados, puede desatascar su vida y eliminar ese molesto olor de comportamientos putrefactos.

Esta semana, el líder del PP pasó de perfil por el cepillo de la catedral de Granada. Pero se sentó en uno de sus bancos de frente, cara al sol, en la ceremonia en la que se ensalzó y recordó al dictador. La misa póstuma de Franco fue una hostia pésima para Casado. Y cuidado, no vaya a intervenir Protección de Menores por acudir con su hijo a un acto inconstitucional e ilegal. Se le acumulan los problemas a los populares.

El Gobierno aprueba los Presupuestos sumando una mayoría sólida para el resto de legislatura. Vistos los números del parlamento, el futuro conservador va de calle. Hoy irán de lado, con los «jusavox», para protestar por la derogación de la «ley mordaza».

En Aragón, el pasaporte covid ha «virucratizado» la pandemia. Los pubs y discotecas se asimilan a las clínicas de reposo. Los guardianes de sus puertas se convierten en celadores de la salud nocturna. Por esa regla, a Liliana Cavani su Portero de noche (1974), en vez de una película de morbo sadomasoquista, le podría haber salido un juego de médicos y enfermeras. Los datos de transmisión comunitaria apuntan más a los colegios que al ocio. La petición del salvoconducto sanitario tiene sentido en todas las aglomeraciones, incluido el tranvía o el bus. El que tiene pase, pasa. Y el que no se vacuna, no pasa. Las restricciones a los imprudentes son los derechos de los conscientes. Tras la aprobación de la vacuna a menores de 12 años, debemos seguir avanzando en la prevención, la prudencia y la inmunización libre con pedagogía.

En Aragón el debate lo protagoniza la tensión entre Teruel Existe y Lambán, tras acusar el presidente maño de «cantonalismo populista» a fuerzas como la que representa Guitarte. Quien, por cierto, ha apoyado los presupuestos de Sánchez. Lo previsible es inevitable pero adaptable.

Es mejor una estrategia de convivencia con lo que llega que de confrontación con lo que se avecina. Si la realidad no te gusta, y no se puede cambiar, lo mejor es utilizar la política del judo y no el judo como política. La fuerza de otros puede convertirse en la propia. Tomás y Javier (T&J), no deben ser las iniciales de los Tom y Jerry de nuestra tierra sino de un dúo dinámico progresista. Vayan ensayando: «Aragón, ¿cantón?/ Aragón Pirulero/ cada cual/ cada cual que atienda a su fuero/y el que no lo atienda/pagará/pagará una contienda».